La madrugada de este lunes comenzó en el sur de Turquía y en el norte de Siria con un fuerte terremoto que, de acuerdo con reportes preliminares, dejó más de 1.400 muertos en los dos países y generó sacudones en Israel y otros territorios de Medio Oriente. Su potencia fue de 7,8 grados en la escala de Richter y tuvo un segundo envión, pasado el medio día, con otro seísmo de 7,7 grados. Toda una tragedia.
Los heridos en ambas naciones se contabilizan en más de 7.000 y las estructuras de varias edificaciones civiles y públicas literalmente se fueron al piso. De acuerdo con reportes de Ankara e información suministrada por el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, más de 2.820 edificios se desplomaron, lo que hace temer que el número de muertos y heridos pueda aumentar con el pasar de las horas.
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Lo que dicen reportes oficiales es que el epicentro del terremoto sería la localidad de Gaziante, con una profundidad de 24,1 kilómetros y con una duración en superficie de poco más de 30 segundos. Desde hace al menos tres décadas no había un sacudón de esta magnitud.
Las ciudades más golpeadas son Gaziantep, Kahramanmaras, Hatay, Osmaniye, Adiyaman, Malatya, Sanliurfa, Adana, Diyarbakir y Kilis, donde están la mayor cantidad de víctimas y edificaciones colapsadas.
En lo referente a Siria, país que está dividido por una guerra interna que ya suma 11 años, se habla de más de 700 muertos sumando las víctimas de la zona controlada por el régimen de Bashar al Asad y las que están bajo dominio de los grupos rebeldes.