La esclavitud moderna. A esa condición somete la trata de personas a miles de millones de personas víctimas de un delito que se incrementó en un cinco por ciento para los menores de edad por la explotación sexual, la mendicidad, la delincuencia y hasta la extracción de órganos.
El panorama expuesto en el Informe global de 2014 sobre la trata de personas” de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito es de alerta mundial, tras analizar 40.000 casos recabados entre 2010 y 2012 en todo el mundo.
La investigadora jefe del informe, Kristiina Kangaspunta, indicó que los resultados del estudio revelan que problema es global al constatar que “hay 152 países de origen y 124 países de destino” y que el registro conocido es apenas “la punta del iceberg”, ya que las cifran son mayores debido al subregistro de casos por falta de denuncias.
La explotación sexual se consolida como la modalidad más frecuente, ya que representa el 53 por ciento de los casos y es uno de los factores para que los menores de edad ya sean el 33 por ciento de las víctimas de la trata de personas. “De cada tres víctimas menores, dos son niñas y una es niño”, concluye el informe.
A pesar de que el problema es mundial, la diferencia está en los tipos de abuso. Mientras en Asia y África los casos detectados son en su mayoría de explotación laboral, en Europa la explotación con fines sexuales es la modalidad más frecuente. En América se presentan las dos situaciones.
El informe de la ONU advierte que crecen “otras formas de explotación como la mendicidad forzada, la delincuencia o forzar a menores a combatir en conflictos armados”. La impunidad es una de las grandes falencias. En 27 países la legislación es nula o deficiente para proteger a cerca de más de 2.000 millones de personas.