Desde el 18 de noviembre de 2018 permanece el cuerpo de John Chau en isla de North Sentinel, considerada como el último territorio del mundo cuyos habitantes siguen viviendo en la edad de piedra.
El viajero estadounidense de 27 años llegó a la isla ubicada en el Océano Índico a tratar de introducir el cristianismo a los locales, según las anotaciones de su diario. Los Sentineleses lo recibieron con flechas.
“No quiero morir”, escribió en su diario el 15 de noviembre tras su primer acercamiento al lugar. Una carrera a nado hasta la balsa le había permitido escapar del ataque de los isleños. “He sido muy amable con ellos, ¿por qué están enfadados conmigo? Mañana regreso. Rezaré porque todo vaya bien”, fueron las últimas palabras que allí escribió.
Al día siguiente, los pescadores a los que había pagado volvieron a acercarlo a North Sentinel. Chau bajó del barco y remó solo en una balsa hasta la playa. Una vez en tierra, como el día anterior, gritó: “Mi nombre es John. ¡Los quiero y Jesús los ama!”. Esta vez las flechas se encontraron con su cuerpo.
La última imagen que los pescadores vieron cuando dieron la vuelta a la embarcación hacia Port Blair, la capital del archipiélago de Andamán, fue a Chau avanzando a pesar de sus heridas hacia los isleños, con la biblia agujereada en la mano.
¿Justicia?
Es el caso de los habitantes de North Sentinel, quienes aunque bajo la protección de la India no son considerados ciudadanos, no existen jurídicamente y no pueden ser juzgados por un asesinato. Según los antropólogos provendrían de una migración desde África desde hace más de 60.000 años
No se sabe si los Sentineleses tienen ritos funerarios, pero el cuerpo de John Chau yace enterrado en la playa de la isla. 12 años antes, cuando dos pescadores encallaron accidentalmente allí al ser arrastrados por la corriente, también fueron sepultados por los indígenas que los mataron.
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