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Sonido, luces robóticas, un aforo dispuesto para cientos de personas. Como si fuera la tarima en que una estrella de rock seduciría a las masas con su música, el jardín sur de la Casa Blanca se transformó anoche en el epicentro de la clausura de una Convención Nacional Repúblicana que por cuatro días transcurrió sin mayores sorpresas, pero rodeada de nuevas críticas por la postura del Gobierno ante el uso de la fuerza que ejerce la Policía y los ocho disparos que recibió Jacob Blake, un hombre negro desarmado, por parte de un uniformado.
Tras la culminación de la reunión partidista, que se estrenó en el uso de la virtualidad tras ser aplazada varias veces a causa de la pandemia, Donald Trump se unió oficialmente a Joe Biden, su contraparte demócrata, en el partidor de la contienda electoral.
Expertos consultados por EL COLOMBIANO coinciden en que la Convención fue un abrebocas de lo que viene en adelante hasta el 3 de noviembre, cuando se abran las urnas. La agenda temática del oficialismo girará sobre los énfasis ya conocidos, pese al vaivén de popularidad de Trump en las últimas semanas.
Según el portal de análisis RealClearPolitics, que consolida resultados de sondeos en todo el país, luego de que el 12 de julio la gestión de Trump alcanzara una desaprobación del 56,4 %, su popularidad viene en repunte en los últimos días y el apoyo a su gestión creció 3 puntos porcentuales en las últimas tres semanas.
Para Cristian Rojas, director de Ciencias Políticas de la Universidad de La Sabana, eso podría explicar que la agenda de la Convención no introdujera grandes novedades.
La focalización la seguridad nacional como eje central, y en China como enemigo exterior, la asociación de Biden con un plan de radicalización del país hacia la izquierda y la respuesta gubernamental ante el coronavirus, fueron temario de las intervenciones.
“Ha habido una recuperación del apoyo de la gente, incluso en battlegrounds, que son Estados claves, y eso puede fortalecer la campaña. Por eso no creo que Trump tenga que buscar nuevas apuestas. Es importante que él siga impulsando los temas que hoy son obvios”, explicó Rojas.
Lo que sí causó sorpresa fue el tono de los discursos de quienes integran el círculo más cercano a Trump: su vicepresidente, Mike Pence, y su esposa, Melania Trump.
Pence, un orador habitualmente discreto y fuera de los reflectores, arremetió contra Biden y lo llamó “caballo de Troya de la izquierda radical”.
Rojas menciona al respecto que esto era de esperarse, pues “desde la elección de Kamala Harris como fórmula de Biden, los republicanos se dieron cuenta que podían seguir ese discurso. Biden no eligió al viejo establishment demócrata al que pertenece que, por ejemplo, puede ser más promercado, sino a alguien que ellos ya habían señalado como parte de la radicalización”.
Melania, por su parte, conservó en su intervención un tono sereno, lejano al que utilizó en 2016 en el ya conocido discurso que le valió acusaciones de plagiar a Hilary Clinton.
Mauricio Jaramillo Jassir, profesor asociado de Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, considera que ésta característica sí representa una novedad: “Fue un discurso inesperado y llamativo porque le bajó al tono incendiario y se centró en la parte más humana de Trump, y sobre todo, la reivindicación de género, que ha sido un tabú en el Partido Republicano desde la nominación de Kamala Harris como fórmula de Biden”.
Otro asunto que el académico encuentra novedoso es el “desespero del Partido Republicano por todo lo que ha pasado con la covid-19. La pandemia fue lo peor que le ha pasado a Trump, lo dejó mal parado en el tema económico, puso en entredicho su principal activo y desató todas estas protestas que, de manera preliminar, parecen favorecer a los demócratas”.
Rojas, por su parte, difiere de esta afirmación y explica que, aunque es difícil establecer con certeza a qué atribuir el repunte de la popularidad del presidente candidato, “era de esperarse que tuvieran un impacto positivo en su imagen las medidas que ha tomado para responder a la situación económica derivada de las medidas para enfrentar la pandemia, sin tener que someterlo todo al Congreso. Algunas de estas decisiones arriesgadas en el largo plazo, como las relacionadas con desfinanciar programas y demás, que algunos califican como medidas más propias de la campaña que para realmente ejecutar, pueden atraer también consecuencias no deseadas en un futuro”.
Para ambos expertos es claro que las decisiones que Trump tome en este punto serán determinantes en su futuro electoral. Su segunda nominación a la Oficina Oval llega en medio de una crisis sin precedentes en EE. UU., en la que, reseña AFP, el país llora más de 179.000 muertos por covid-19, el desempleo alcanza el 10,2%, y masivas manifestaciones piden el fin del racismo y la brutalidad policial.
Tras los rimbombantes fuegos artificiales que llenaron anoche el cielo de Washington, violando la ley que prohíbe a los funcionarios federales participar en eventos políticos en edificios gubernamentales, el cara a cara apenas comienza.