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Johnson choca contra su Brexit

El Parlamento de Reino Unido prohibió un retiro sin acuerdo. Primer ministro pidió elecciones.

  • Una parte de la ciudadanía pide que se realice un nuevo referendo sobre el Brexit. Otro bando espera que no se aprueben esos comicios. FOTO EFE
    Una parte de la ciudadanía pide que se realice un nuevo referendo sobre el Brexit. Otro bando espera que no se aprueben esos comicios. FOTO EFE
05 de septiembre de 2019
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Una rebelión de 327 diputados versus 299 contra la agreste salida del Reino Unido de la Unión Europea (Brexit) que traza el primer ministro conservador, Boris Johnson. Ese es el panorama que se vive esta semana en Londres mientras los diputados del parlamento británico tienen, literalmente, los días contados para conseguir resolver la crisis del retiro de la comunidad europea.

Esa reducida, pero demoledora diferencia de 28 votos entre los legisladores de la Cámara de los Comunes consiguió –por segunda vez en una semana, y desde que el tory llegó a Downing Street, el pasado 24 de julio– dar una estocada al primer ministro conservador que desde su campaña para llegar a ese cargo apeló con retirar al país de la comunidad europea el 31 de octubre con o sin acuerdo.

Faltan solo 66 días para que se cumpla esa fecha, un lapso que se acorta tomando en cuenta la suspensión al Parlamento que entrará en vigencia desde el próximo martes 10 de septiembre y que culminará el 14 de octubre, faltando escasas dos semanas para el día en el que, por ahora, se proyecta el retiro.

Es por esto que la oposición consolidó una maniobra creando una ley que prohibirá a Johnson realizar ese Brexit duro (ver recuadro). Los efectos de esa norma se traducen en que el primer ministro queda obligado a renegociar el acuerdo del retiro con la Unión Europea, buscando un tratado que aprueben ambas partes. Si no lo logra, por ley estaría obligado a pedir una prórroga.

El fallido intento de Johnson

Pero la odisea para cumplir el sueño conservador no termina ahí. Contra las cuerdas, sin mayoría en el Parlamento y con el cronómetro que él mismo puso que empieza a jugar en su contra, Johnson pidió que se efectúen elecciones el 15 de octubre: un día después de que vuelve a comenzar la actividad parlamentaria y dos semanas antes de la fecha del Brexit.

Al final de la jornada, el que era su as bajo la manga se convirtió en el chiste del día: solo 56 diputados votaron a favor, mientras 299 rechazaron la medida y el resto de los 650 miembros se abstuvieron. Cuando el presidente del la Cámara de los Comunes, John Simon Bercow, leyó ese resultado, los diputados no contuvieron la risa y el bullicio que tanto caracteriza al cónclave hizo que el debate pareciera un circo en el que Johnson era la atracción principal.

Entre el público, la exprimera ministra que este expulsó de los conservadores, Theresa May, reía junto a otros diputados exiliados que ahora se sientan en el costado dedicado a los laboristas. Johnson sumaba otro fracaso y la sentencia de que, por ahora, el país solo tendrá nuevas elecciones en 2022.

Quizá la única claridad que queda en la política británica es la profunda fractura del primer ministro con el legislativo, asunto grave en una democracia parlamentaria. Y es que “cualquier político que busque un enfrentamiento así con el Parlamento esta desestabilizando el país. Lo que ha hecho es minar sus acciones”, según comenta el profesor de relaciones internacionales de la Universidad Sergio Arboleda, Mario Aller San Millán.

Escenarios para el Brexit

Reino Unido está ante una situación de “muchísima incertidumbre y de una insistencia de Johnson en mantener la opción de una salida sin acuerdo”, así lo explica el profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes, Sebastián Bitar. No obstante, la Cámara de los Comunes ya frenó lo que, a su juicio, era el peor escenario: la convocatoria a elecciones.

Lo que sigue para el primer ministro es acudir a Bruselas para renegociar, otra vez, el acuerdo que ya la Unión Europea aprobó. Una tarea cuesta arriba porque desde junio pasado el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, señaló que el tratado de salida está cerrado y que no renegociarían con el sustituto de May.

Johnson siempre alegó que, si se aprobaba esa ley, su diálogo con Bruselas sería más complicado porque en la comunidad ya tendrían la convicción de que sería él quien necesitaría ceder, y no el resto de los 27 Estados que seguirán en la organización. Como si esto no le cerrara el cerco, los países del grupo están próximos a un cambio de mando en las autoridades europeas y nuevos rostros tomarán posesión en noviembre.

Esto implica que Johnson tendrá que negociar con líderes salientes. Y, si no consigue ese nuevo pacto, incumplir su promesa de campaña de efectuar, sí o sí, el Brexit el 31 de octubre. Todo porque con la nueva ley tendría que pedir una prórroga desde esa fecha hasta enero de 2020, para seguir intentando lo que sus dos antecesores David Cameron y May no alcanzaron: un acuerdo que aprueben ambas partes.

Si lo consigue, cumpliría la estrecha decisión que el pueblo tomó en junio de 2016 y que aún está en e limbo .

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