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Bolivia pareció repetir parte de lo que vivió en las elecciones presidenciales de octubre de 2019 que fueron anuladas, al menos eso parecía anoche con la demora en la entrega de los resultados. En estos nuevos comicios, en los que se elegía a una nueva Asamblea Legislativa y al próximo presidente de la República, los resultados finales siguen siendo un pendiente del Tribunal Supremo Electoral (TSE).
El país tuvo ayer las urnas abiertas durante nueve horas, con pico y cédula para sufragar y así evitar aglomeraciones por la pandemia. Los puestos de votación cerraron a las 4 de la tarde, hora de Colombia, pero hacia las 10 de la noche solo estaba escrutado cerca del 2 % de los votos. Así las cosas, era imposible conocer la tendencia de quién sería el ganador o si habría una segunda vuelta.
La Misión de Observación Electoral de la Organización de Estados Americanos dio un parte de tranquilidad sobre el desarrollo de los comicios. De igual forma, la mandataria interina, Jeanine Áñez, pidió a los ciudadanos tener paciencia con la entrega de resultados. Pero las inquietudes surgieron desde diferentes bandos políticos, como el del Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales, partido favorito en las encuestas.
“Resulta muy extraño y preocupante que, a casi una hora del tiempo permitido para la publicación de los datos de los resultados en boca de urna, las empresas no lo hagan. ¿Por qué el retraso? ¿Qué se quiere esconder?”, cuestionó Morales desde su exilio en Argentina, país en el que siguió con atención el desarrollo de la jornada en la que su colectividad estuvo representada por Luis Arce, su apuesta para recuperar el Ejecutivo.
La explicación de las demoras, según el TSE, es la siguiente. En Bolivia, por ley, una hora después de que se cierran las urnas debe comenzar la entrega de resultados. Pero este año la autoridad electoral decidió que no daría un avance hasta que no escrutara todos los votos. El problema es que el país está acostumbrado a conocer parte de las definiciones momentos después de que se cierran las votaciones, a través de un preconteo.
Las demoras poca ayudan a la profunda polarización y crisis política que vive el país. Esta jornada se desarrolló justo un año después de los comicios de 2019 que fueron anulados cuando la misión de la OEA aseguró que hubo un fraude, irregularidad que llevó a que las Fuerzas Armadas le pidieran la renuncia a Evo Morales (entonces candidato y presidente), a su posterior exilio y un mandato interino, a veces cuestionado, que lidera Áñez.
Las encuestas arrojaban que la jornada de ayer llevaría a una segunda vuelta entre Arce del MAS y Compromiso Ciudadano, representado por el exmandatario Carlos Mesa. Este último también criticó el proceso el pasado sábado, cuando el TSE comunicó que no daría a conocer el preconteo.
Al cierre de esta edición solo estaban computadas el 2.1 % de las actas, mostrando 56.8 % de los sufragios para Mesa, 33,8 % para el MAS y, el restante, entre otros candidatos .
Periodista egresada de la facultad de Comunicación Social - Periodismo de la Universidad Pontificia Bolivariana.