No existe un cargo de mayor importancia en una instancia multilateral regional que el de secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Este, con sede en Washington e influencia en todo el continente, tiene la misión de liderar el organismo encargado de las políticas de las Américas que van desde la democracia y la seguridad, hasta la cooperación internacional y, de cierta forma, la vigilancia a las administraciones. Bolivia, Nicaragua y Venezuela son tres de los temas clave que estarán en la agenda del próximo secretario general..
Desde 2015 ese rol lo ocupa el uruguayo Luis Almagro, cuya bandera ha sido la lucha contra el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela y la situación social derivada de la crisis de ese país. Almagro, de 56 años, comunicó desde diciembre de 2018 que aspira a su reelección y este fin de semana su nombre quedó registrado en la lista de postulados.
Hugo de Zela, de 68 años y embajador de Perú en Estados Unidos, también anotó su firma en el tarjetón junto a la excanciller ecuatoriana Mariana Fernanda Espinosa, de 55 años, quien fue la primera mujer latinoamericana en presidir la Asamblea General de Naciones Unidas. Esas tres nominaciones ya están ratificadas y las elecciones serán en marzo de 2020, para comenzar la nueva gestión en mayo.
Una ficha en la región
La elección de un secretario “es vista como un triunfo político para su país de origen y para quien sea designado. Es una victoria diplomática que posiciona el liderazgo de un Estado y de un individuo”, relata el docente de política internacional de la Universidad Externado, Rafael Piñeros.
En teoría, son los Estados miembros los que deben nominar a sus opcionados al cargo. Pero para esta elección solo una persona, Hugo de Zela, tuvo el aval de su Estado, Perú. Lo de Almagro fue, casi, una autonominación, desde que informó que quería quedarse en la Secretaría a pesar de que su Estado, Uruguay, esté en contra de que este pase otro periodo allí.
La postulación de Espinosa fue presentada por las misiones permanentes de Antigua y Barbuda y San Vicente y las Granadinas ante el Consejo Permanente de la OEA. Es decir, ni siquiera cuenta con el respaldo de su propio Estado que es Ecuador. Almagro tiene el respaldo férreo de Colombia. Incluso fue este país el que presentó su designación; de su lado también están Ecuador y Estados Unidos.
Para ganar, estos necesitan al menos 18 votos de los 35 Estados miembros. Aunque ya finalizó el periodo formal para presentar a los nominados, las políticas de la OEA indican que, incluso, el mismo día de la votación podrían entregarse nuevas postulaciones.
OEA, a reflexión
La OEA es el organismo regional más antiguo del mundo y como instancia multilateral fue suscrita 1948, en Bogotá. Justamente, el primer encargado de presidirlo fue Alberto Lleras Camargo. De las diez personas que han pasado por su dirección, todos han sido hombres, y políticos como César Gaviria o el chileno José Miguel Insulza estuvieron en dos periodos en el cargo.
“Su importancia ha sido cuestionada desde su creación y en los últimos años ha perdido credibilidad por su papel frente a Venezuela y la postura de Almagro en el tratamiento de situaciones asociadas a los derechos humanos”, afirma el profesor de la Universidad de Medellín y PhD en derecho internacional, Pedro Piedrahita.
Nada más durante la Asamblea General que se realizó en Medellín, en junio de este año, hubo desacuerdos entre los Estados respecto a la participación de un delegado del opositor venezolano, Juan Guaidó, en la plenaria. Es tal la fractura del organismo respecto a Venezuela que en esa ocasión Uruguay se retiró del evento.
Además, Almagro respaldó la cuarta aspiración a la reelección de Evo Morales. Cuando este tuvo que dejar el poder ante la presión de las Fuerzas Armadas que pedían su renuncia, cambió repentinamente de mando y avaló el nuevo gobierno del país .