Un paso histórico por Ecuador tuvo su colofón ayer, y el Papa Francisco centró su vista en Bolivia, uno de los países más pobres de la región, para acudir a un cita que había pactado con anterioridad junto al mandatario Evo Morales.
Sus cuatro días por tierra ecuatoriana significaron confirmar lo que expertos vaticinaban: mensajes para la inclusión de los marginados y el diálogo político en dicho país, a la vez que hacía un llamado interno a la Iglesia Católica para acercarse más a la gente y a los problemas mundiales. Es una visión de futuro que ha caracterizado a Francisco desde que es Pontífice y que le genera resquemores a los sectores más conservadores.
“Su paso por Ecuador fue extraordinario, profético y liberador. En la línea a lo que nos tiene acostumbrados”, afirmó a EL COLOMBIANO José Manuel Vidal, director del portal Religión Digital y corresponsal en el Vaticano del diario El Mundo de España.
“Su gira inició con dos mensajes claros, uno para la Iglesia y otro para el exterior. El primero orientado a un clero que se vuelva servidor del pueblo, que no cobre los sacramentos, que tenga como prioridad a los pobres, que no sea meramente sacramental y que deje de estar casada con los sectores más conservadores del país”, explicó.
“En cuanto a su segundo mensaje, hacia afuera, el Papa habló de la revolución de la inclusión, algo que conectó perfectamente con el presidente Correa. Inclusión pero con diálogo y sin violencia, y en este sentido hizo un llamado al mandatario ecuatoriano para que busque acuerdos con la oposición”, agregó.
Sube a los Andes
A las 13:40 hora local, el avión papal despegó del Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre de Quito, rumbo a La Paz. Con lo que tuvo inicio la segunda escala de la gira del Sumo Pontífice por Suramérica.
Desde la capital boliviana, Carlos Cordero, docente de ciencias políticas de la Universidad Mayor de San Andrés, no duda en recalcar las consecuencias que dejará el paso de Francisco en términos más allá de los religiosos, algo que cree beneficiará al oficialismo.
“La visita del Papa a Bolivia, desde el punto de vista de la Iglesia, tiene carácter pastoral, y está orientada a los católicos, para reavivar la fe y el compromiso cristiano. Pero desde la perspectiva política y para el gobierno de Evo Morales, este ve muchos beneficios de la gira. Solo el hecho de que el Pontífice esté en el país es un éxito para el mandatario”, aseguró.
“Mejora su popularidad, blinda su imagen internacional. Además le da relevancia en el mapa mundial a un país pequeño y con un liderazgo indígena que logró tener al Papa en su territorio. Desde el punto de vista de la oposición, por tanto, la crítica es a que el presidente está politizando el asunto, pero esto es una opinión que no coincide con el sentimiento mayoritario de la sociedad boliviana, que sabe que la presencia del Pontífice es gracias a la gestión anterior de Morales”, argumentó.
¿Pero qué mensaje dejará Francisco en el segundo país que visita en esta gira por el continente que forjó sus ideas? Ambos expertos coinciden en su vaticinio.
“Conociendo a este Papa y la realidad que se encontrará, creo que seguirá en la misma línea, pero centrado en la cuestión indigenista. En Bolivia, el Papa dialogará con movimientos populares de todo el mundo, con la conciencia crítica de los trabajadores, y denunciará la situación de marginación de los indígenas frente a la Iglesia local. Por lo tanto, hará un llamado a que el clero se suba al carro del indigenismo y que proteja a los habitantes originarios de la pacha mama, de dicha tierra”, predijo Vidal.
“No creo que haya un pronunciamiento frente a la demanda marítima y el litigio con Chile. Pero abordará temas de desigualdad, de la necesidad de justicia y reconciliación entre bolivianos. Hemos vivido situaciones tensas entre la Iglesia y el gobierno, y su visita logrará que Morales cambie posturas críticas frente al clero”, auguró Cordero.