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Se acerca el fin del utópico poder de Juan Guaidó en Venezuela

Una nueva Asamblea se juramenta tras dos años de una presidencia que no gobierna.

  • El presidente de Venezuela Nicolás Maduro amenazó a los diputados de la oposición con llevarlos ante la justicia si insisten en ejercer funciones parlamentarias. FOTO Getty
    El presidente de Venezuela Nicolás Maduro amenazó a los diputados de la oposición con llevarlos ante la justicia si insisten en ejercer funciones parlamentarias. FOTO Getty
  • El opositor Juan Guaidó insiste que seguirá ejerciendo como presidente interino de Venezuela por un año más. En enero de 2019 prometió la transición en el poder, pero no pudo conseguirla. FOTO Getty
    El opositor Juan Guaidó insiste que seguirá ejerciendo como presidente interino de Venezuela por un año más. En enero de 2019 prometió la transición en el poder, pero no pudo conseguirla. FOTO Getty
05 de enero de 2021
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Venezuela cambia. No para la tan nombrada transición en el poder que prometió Juan Guaidó y no pudo cumplir, tampoco rumbo a un diálogo entre actores políticos, sino hacia una profundización de los tentáculos del régimen de Nicolás Maduro en todas las esferas del país.

Este 5 de enero se juramenta la Asamblea Nacional que se eligió en las elecciones legislativas del pasado 6 de diciembre, unos comicios que no contaron con participación de la oposición ni con veeduría internacional de la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea (UE).

Con el ascenso al Palacio Nacional de ese nuevo parlamento encabezado por chavistas tradicionales como Diosdado Cabello y la primera dama Cilia Flores también vence el periodo legislativo de la actual Asamblea Nacional que rige Guaidó.

Él, un ahijado político con un cargo de presunto poder que no le permite hacer realidad sus órdenes, se juramentó como mandatario interino el 23 de enero de 2019 amparado por el sustento constitucional que le daba ser el presidente de la Asamblea Nacional.

Bajo la premisa, además, de un vacío de poder en el Palacio de Miraflores. Esto sustentado en que los comicios presidenciales de mayo de 2018, en los que Maduro apareció diez veces en el tarjetón, no fueron reconocidos por la comunidad internacional y también fueron calificados como ilegítimos.

Sus cinco años como diputado vencen esta semana y el régimen está preparado para juramentar a su nueva Asamblea Nacional este martes. No obstante, la oposición insiste en que ellos siguen siendo un parlamento legítimo.

Para eso, los parlamentarios aprobaron una ley que permite extender por un año más el ciclo de Juan Guaidó como mandatario interino así como presidente del parlamento. Entre tanto, el periodo constitucional del pleno de ese congreso también fue alargado bajo la premisa de que no hubo elecciones legítimas en diciembre.

“A partir del 5 de enero de 2021 Venezuela se sumerge en un conflicto político aún más profundo. El país queda sin ningún poder público con un origen claramente democrático. Dos presidentes y dos asambleas sin fundamentos constitucionales”, asegura Michael Penfold, fellow de Wilson Center.

Venezuela tiene un relato de poderes duplicados y antagónicos. Dos Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), uno en el exilio de tinte opositor y otro que designó el régimen; también una fiscal en el exterior, Luisa Ortega, y otro en Caracas que es señalado por Estados Unidos de ser un narcotraficante, Tarek William Saab.

La ya conocida dicotomía de los dos “presidentes” a la que se suma la existencia de la Asamblea Nacional y otra, la Asamblea Nacional Constituyente, que el TSJ oficialista creó de manera unilateral después de que la oposición quedara con la mayoría en las legislativas de 2015. Esta última fue desintegrada en diciembre sin que se conociera el resultado de su tarea de redactar una nueva carta magna.

Pero, como dice Penfold, “la distinción entre uno y otro se evapora y aparece una crisis de representación política aún peor: tanto Maduro como Guaidó pasan a representar tan solo su ambición continuista. Nadie sabe desde el punto de vista democrático porque están donde están”.

Crisis que se agrava

En público los opositores no hablan de su fractura interna, pero está sucediendo. El partido Acción Democrática se abstuvo de votar la reforma a la ley de transición de la Asamblea para permitir la continuidad de Guaidó, el canciller del “gobierno” transitorio es Julio Borges, pero quien se dedica a las giras internacionales es Leopoldo López.

Henrique Capriles, quien estuvo activo políticamente y consideró participar en las legislativas, ha estado ausente en las últimas semanas. Y, lo que puede voltear por completo la balanza: según reveló el diario El País, de España, la Unión Europea está decidiendo si retira el reconocimiento como presidente interino a Guaidó.

Al político de 37 años lo sostiene el aval internacional de 60 naciones, por el que países como Estados Unidos decidieron bloquear los giros monetarios al régimen para congelarlos o darlos a la oposición. Pero, si actores tan determinantes en la política exterior como el grupo de los Veintisiete se bajan del tren de su “gobierno”, él queda solo.

“Hay que diferenciar la permanencia de la soberanía popular que en el 2015 eligió a un grupo de diputados y la extensión del poder de Guaidó como presidente de la AN e interino. La primera es la legitimidad que dio origen a esta Asamblea; otra cosa distinta es el desempeño que ha tenido el señor Guaidó sin llenar las expectativas de cambio”, asegura Perkins Rocha, abogado constitucionalista de ese país.

Mientras el liderazgo opositor se desintegra, la emergencia humanitaria compleja por la que pasa Venezuela se agudiza y Maduro se aferra más a su silla en el Palacio de Miraflores. Su gobierno no tiene el dinero necesario para comprar las vacunas contra el coronavirus, dice la vicepresidenta Delsa Solórzano, a causa de las sanciones que impuso Estados Unidos y que bloquearon la economía del país.

Ellos ya firmaron un acuerdo con Rusia para recibir la inmunización Spuntink V, pero se desconoce bajo qué condiciones se dio esa negociación. En el exterior no se sabe qué pasará con las vacunaciones de los migrantes porque los gobiernos están priorizando en su agenda las inoculaciones para los nacionales.

En Colombia el presidente Iván Duque dijo que solo se daría el medicamento a los migrantes regulares, pero el 55,1 % de ellos son indocumentados. Es decir: la mayoría están desprotegidos.

“Después del cinco de enero parece que el régimen logrará consolidarse. Lo único que podría cambiarlo es que la crisis en salud pública sea de tal dimensión que eso cause y un levantamiento social. Esa movilización podría ir, incluso, en contra del oficialismo y de las cabezas de la oposición”, sentencia Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario.

Hay que agregar, también, que el 20 de enero se posesiona Joe Biden como mandatario de Estados Unidos y no está claro qué posición tomará el demócrata sobre Guaidó y la Asamblea que él preside. En campaña adelantó que la estrategia de la administración de Donald Trump en este asunto había sido “fallida”.

“Aún espero que la oposición logre reinventarse, pero creo que es poco probable que lo haga. No ha sabido manejar el momento y eso se refleja en la cantidad de dudas que hay a futuro”, agrega Rodríguez.

El diputado Freddy Guevara considera que la persecución política aumentará. El mismo mandatario Nicolás Maduro dijo el lunes 28 de diciembre que “frente a estas ínfulas de autoproclamación y de extensión ilegal e inconstitucional de supuestos mandatos: que se cumpla la ley y se haga justicia (...) no me temblará el pulso para actuar férreamente de acuerdo a la justicia y a la ley”.

De esta forma, la situación interna de Venezuela en lo político y social se agrava. Ya en el ámbito económico el relato se repite: su economía depende del petróleo, pero no pueden comercializarlo por las sanciones, el mercado se dolarizó, pero el salario mínimo en bolívares equivale a menos de un dólar.

Por eso la migración sigue y a Colombia ingresan diariamente por pasos irregulares hasta 500 o 600 migrantes, según las cifras que entregó la Gerencia de Fronteras a EL COLOMBIANO. Una evidencia humana de que la crisis se sale de control. Al final, en medio de las divisiones políticas están los ciudadanos venezolanos que viven el día a día de la emergencia humanitaria compleja por la que pasa su país

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