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Furia y confusión, Venezuela en pausa

El opositor Leopoldo López está libre. Juan Guaidó regresó al pueblo a la calle para pedir el fin del régimen.

  • Manifestantes arrollados por tanquetas.
    Manifestantes arrollados por tanquetas.
  • Juan Guaidó, presidente (e), y Leopoldo López, líder de Voluntad Popular. FOTOS Reuters y EFE
    Juan Guaidó, presidente (e), y Leopoldo López, líder de Voluntad Popular. FOTOS Reuters y EFE
Furia y confusión, Venezuela en pausa

Venezuela despertó con un retorno y una promesa de cambio. En la base militar La Carlota, en Caracas, a solo 10 kilómetros del Palacio de Miraflores, la figura del presidente del partido Voluntad Popular y opositor Leopoldo López volvió a la luz después de cinco años y dos meses como preso político. Con el cabello más blanco que antes, un poco desmejorado en su peso, vestido de gris y con una bandera de Venezuela en su pecho, posó junto a su copartidario, el presidente interino Juan Guaidó, y con integrantes de la Guardia Nacional sublevados a sus espaldas.

Eran las 5:30 de la mañana en Venezuela (4:30 en Colombia), la luz del sol apenas irrumpía en el cielo caraqueño y Guaidó tomó la palabra: “Las Fuerzas Armadas están del lado del pueblo y de la Constitución. Hoy se vence ese miedo”, sentenció, y activó lo que llamó Operación Libertad, “el cese definitivo de la usurpación” que había prometido para este primero de mayo. Sus palabras fueron un eco que comenzó en Caracas y llegó hasta cada hogar, tanto de aquellos que siguen en el país como de los que están en el exilio.

Entonces, el pueblo se hizo calle y salió en símbolo de apoyo al presidente interino, quien es considerado como mandatario legítimo por cerca de 60 países. Guaidó gritaba en la calle “libertad” y López saludaba a la gente que clamaba su nombre. El megáfono era su arma y el pueblo su escudo y así, en una caravana por la autopista Generalísimo Francisco Fajardo, avanzaron hacia un rumbo que aún se desconocía.

Con rumores de que irían hasta Miraflores a reclamar el poder, la tensión se concentró en los alrededores de La Carlota. Desde ese momento y hasta que cayó la noche, la conmoción fue ley en Caracas y en los otros 21 estados se presentaron movilizaciones, la mayoría de estas en apoyo a Guaidó, en contraste con unos focos que se aglutinaron con banderas rojas para apoyar a Nicolás Maduro.

El líder oficialista estuvo casi en silencio y no salió a dar declaraciones. Si no fuera por un trino que publicó hacia las 8 de la mañana, habría sido un mandatario de facto ausente. El régimen bloqueó el acceso a redes sociales, las señales de CNN en inglés, la BBC y Radio Caracas Radio. Además, el metro de dejó de funcionar y el cruce de declaraciones entre los altos mandos de Estados Unidos y los opositores contrastaban con lo que voceros del régimen como Vladimir Padrino López, ministro de Defensa, decían: mientras para la oposición este era el día, para el régimen solo hubo pequeños brotes de rebelión.

Militares, la clave que faltó

Durante la jornada, los altos mandos de las Fuerzas Armadas estuvieron en un bando distinto dependiendo de quién los nombrara. En la mañana, Guaidó aseguró en Twitter que se encontraba “con las principales unidades militares” y la liberación de Leopoldo parecía confirmarlo.

Sin embargo, con el paso de las horas, las cabezas armadas se apresuraron a ratificar su fidelidad a Maduro. Entre ellos, como explica Carlos Romero, profesor de ciencias políticas de la Universidad Central de Venezuela, los tres que sostienen el poder del oficialismo: Vladimir Padrino López, ministro de defensa; el almirante Remigio Ceballos, comandante del Comando Estratégico Operacional de las Fuerzas Armadas, y Jesús Suárez Chourio, comandante general del Ejército.

“El control que mantienen las fuerzas armadas sobre las rentas petroleras, la economía y las armas no les da un incentivo real para cambiarse de bando”, afirma Germán Sahid, analista político e internacionalista experto en Venezuela.

Pese a esto, las declaraciones del Consejero de Seguridad de Estados Unidos, John Bolton, volvieron a generar incertidumbre. El funcionario aseguró que la administración de Donald Trump había negociado la salida de Maduro con Padrino, con el presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Maikel Moreno, y con el director de contrainteligencia, Iván Hernández Dala, y que estos “no cumplieron”.

Para Martha Márquez, directora del instituto Pensar de la Universidad Javeriana, estas afirmaciones incomprobables demuestran que en esta coyuntura “todos los actores le apuntan a un acampaña de desinformación”.

Tras este choque de versiones, hay dos hechos: en la mañana de este miércoles Nicolás Maduro sigue en el palacio de Miraflores y, a la vez, una fractura en las fuerzas militares, generada por Guaidó, permitió la liberación del preso más simbólico para el chavismo.

Los logros y sus riesgos

La invitación de Juan Guaidó a los ciudadanos y a las Fuerzas Armadas, que reiteró el llamado a la “calle sin retorno”, también aplica como lectura de los hechos de ayer. Más allá de las interpretaciones, la oposición encontró un avance hacia un desenlace.

Pero, para analistas como Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, el de ayer fue un paso más firme que, por ejemplo, el del pasado 23 de febrero con el intento fallido de ingreso de ayuda humanitaria.

Al final de esa jornada, más allá del desprestigio internacional contra Maduro por el bloqueo de los víveres en la frontera, la oposición no tenía un avance concreto. Ayer, en cambio, contaban de vuelta a Leopoldo López, quien al final del día escapó de volver a ser detenido al refugiarse junto con su esposa, Lilian Tintori, en la embajada de España en Caracas.

Este hecho, para Rodríguez, abre un escenario de negociación con el oficialismo que, de acuerdo con Márquez, no se daría por encima de la mesa. “Normalmente, apostar por la negociación tiene un precio caro. Para la oposición es impopular decir que va a dialogar con Maduro, pero eso no quiere decir que no lo hagan”.

En esta medición de fuerzas, sin embargo, los civiles siguen poniendo muertos y heridos por parte de la represión oficial. Según el reporte de los servicios de salud venezonalos, citados por la agencia AFP, 69 personas resultaron heridas en los choques del martes. Dos de ellos, por balas: Milagro Gutiérrez, de 32 años, en Caracas, y Cristian Cartaya, de 31 años, en Chacao.

Al final, de acuerdo con Sahid, es un riesgo de su estrategia del cual la oposición es consciente: “Su invitación tiene como resultado lógico que, al final, el encuentro en las calles sea entre civiles desarmados y colectivos dispuestos a disparar”.

Un paso en la transición

Con las principales avenidas de la capital eclipsadas por los gases lacrimógenos, sonidos de ráfagas de disparos en La Carlota y manifestantes que apuntaban sus pierdras contra tanquetas del régimen, el país suma un día más en el proceso de cambio político.

Las transiciones están caracterizadas por los altos grados de incertidumbre, así lo asegura Maryhen Jiménez, profesora e investigadora de la Universidad de Oxford, y Venezuela lleva casi cien días en estas circunstancias. Desde que Guaidó se juramentó como presidente interino el pasado 23 de enero –dos semanas después de que Maduro tomara posesión para un nuevo mandato a pesar de que los comicios en los que se eligió han sido calificados como ilegítimos– una parte del pueblo espera el “cese de la usurpación” que prometió la oposición.

Pero el camino no ha sido fácil. La diplomacia internacional, las sublevaciones de uniformados y mandos medios y las movilizaciones han hecho parte de esa ecuación que se trazó la Asamblea Nacional, en cabeza de Guaidó, para conseguir el regreso de la democracia, un escenario que aún es esquivo. Ahora con López en libertad, uno de los rostros más conocido de la oposición, la esperanza se renueva.

Sin embargo, Jiménez explica que “esta lucha no setrata de Guaidó o de López, sino que es la transición a la democracia de un pueblo. En ese sentido, este 30 de abril la pugna por la libertad ha logrado un triunfo al que solo la historia podrá dar su lugar”, concluye la experta.

Gabriel Valles, activista de derechos humanos y expreso político, describe este día como “un paso más a la democratización de Venezuela”. para Valles, quien también dirige la organización Operación Libertad, una de las razones por las que López estaba encarcelado era para no permitir la transición, por lo que asegura que su regreso “acerca a Venezuela a la libertad”.

Latinoamérica ya ha vivido otras transiciones. Estas han sido producto de un diálogo entre opositores y oficialistas (Uruguay), estuvieron mediadas por una guerra internacional (Argentina), elecciones (Brasil) o hasta por un plebiscito convocado por el propio “dictador” (Chile). Incluso Venezuela también fue escenario de una en 1958 con el golpe de Estado que se puso fin al régimen del general Marcos Pérez Jiménez.

Y la oposición venezolana, con el liderazgo de la Asamblea Nacional, ha trazado una ruta (cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres) para ese regreso a la democracia.

Una ilusión sigue encendida cuando cae la noche en un país sin electricidad, a la espera del rumbo que trace este primero de mayo. Guaidó tiene al pueblo en la calle en una invitación sin promesas de certeza sobre cómo será ese regreso a casa

98
días lleva Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela.
6
años ha estado en el Palacio de Miraflores Nicolás Maduro.
Infográfico

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