El presidente Recep Tayyip Erdogan llegó al poder como una de las grandes esperanzas del mundo musulmán. Su discurso aperturista, que buscaba llevar a Turquía a integrarse a la Unión Europea, era considerado moderno y por eso los turcos le dieron un voto de confianza. Sin embargo, con el paso de los...
ANÁLISIS
Quien siembra vientos recoge tempestades
julián arturo zapata
Imam Centro Cultural Islámico
El presidente Recep Tayyip Erdogan llegó al poder como una de las grandes esperanzas del mundo musulmán. Su discurso aperturista, que buscaba llevar a Turquía a integrarse a la Unión Europea, era considerado moderno y por eso los turcos le dieron un voto de confianza. Sin embargo, con el paso de los años ese demócrata musulmán se fue transformando y la Turquía multicultural, aperturista se fue acabando. Erdogan pasó de tener cero conflictos en su país y con los vecinos, a tener todos los conflictos del mundo. Le dio espacio a la corriente del salafismo musulmán, que es radical y reaccionaria, con unas políticas ultraconservadoras que van en contravía del sunismo hanasi que es más liberal. Erdogan ha perdido los nervios y le importa muy poco lo que piense Occidente y lo que piensen de él en su propio país. Puede que haya logrado calmar el golpe de estado, pero quedan abiertas muchas heridas. Puede que el mundo Occidental haya salido a apoyarlo, pero la razón de eso es porque Turquía hace parte de la Otan. Sin embargo para Vladimir Putin y para Barack Obama, los hombres más poderosos del mundo, Erdogan es un estorbo porque apoya el fundamentalismo musulmán. ¿Qué puede pasar? Con los sueños imperiales que tiene Erdogan, que lo han llevado a pelear con todo el mundo, tendrá muy poco margen de maniobra. No hay duda que muchos de los militares turcos van a buscar aliados en los kurdos y en otras vertientes musulmanas para seguir atacándolo pues están cansados de sus políticas autoritarias. Considero que está en su ciclo final y lo van a tumbar porque el que siembra vientos recoge tempestades. La descomposición de Turquía terminará por descuadernar al Medio Oriente y ese tsunami afectará a Europa y al mundo Occidental, como se observa con los atentados terroristas.