“Reconciliación y reconstrucción de nuestro país. Una sola fuerza, un solo Perú”, escribió en Twitter el presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, quien logró un triunfo político que lo fortalece frente a sus enconados rivales del fujimorismo, con la decisión del Congreso de rechazar un pedido de destitución por sus vínculos con la empresa brasileña Odebrecht, pero que lo deja con la presión al máximo.
Su llamado a la unidad parece utópico, apenas el jueves estuvo a punto de salir del Gobierno, sin embargo, después del salvavidas que le lanzó el Congreso no tiene ninguna otra salida, en eso coinciden analistas consultados por El COLOMBIANO.
“Kuczynski se encuentra en su peor momento después de haber estado contra las cuerdas por una oposición tan implacable, única en América Latina, ya que cuenta con una bancada propia que es prácticamente irrelevante, lo único que pude hacer es acercarse al fujimorismo”, explicó Cristian Rojas, internacionalista de la Universidad de La Sabana.
El asunto a resolver radica en si el fujimorismo quiere esa unión, si es que le conviene. Rojas considera que como el presidente no es un hombre de izquierda radical, sino más bien de centro, puede tener puntos en común con la derecha, lo que abre alguna posibilidad de acercamiento; mientras que para al fujimorismo se le ajusta la situación actual, ya que “tienen mucha capacidad para negociar, se les abre el gabinete y las entidades del Gobierno, pueden sacar mucho provecho”.
Sin embargo, el profesor Mauricio Jaramillo Jassir, internacionalista de la Universidad del Rosario, consideró que como este es uno de los peores momentos de la historia para gobernar Perú, al fujimorismo le conviene mantenerse al margen.
“Para la derecha es mejor esperar a que se siga desacreditando la política, especialmente el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski. El mensaje que les interesa que quede en la opinión pública es que el Perú postfujimori es un desastre”, aseguró Jaramillo.
Y es que Kuczynski no es el único presidente de Perú enredado en problemas de corrupción, los que sucedieron a Fujimori también están enlodados: Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala.
Ahora, el mandatario debe encontrar salidas para solucionar su gobernabilidad y lidiar no solo con la oposición sino con la ciudadanía que está, según Jaramillo, “decepcionada de la clase política, lo que es tal vez el único consenso que hay en Perú”.