Escasez, inseguridad e inflación siguen rampantes en Venezuela tras dos años —cumplidos ayer—, de la muerte del líder de la autoproclamada “Revolución Bolivariana”, Hugo Chávez, pero a un ritmo mucho peor. El presidente Nicolás Maduro, quien recibió los estandartes chavistas y la misión de darle continuidad a ese “socialismo del Siglo XXI”, se ha mostrado, incluso para seguidores de las ideas del fenecido comandante, incapaz de gobernar el país.
La encuestadora Datanálisis ubica la aprobación de la gestión de Maduro entre el 20 y el 30 por ciento, mientras que su antecesor, polémico como era dentro y fuera de fronteras, mantuvo su popularidad siempre mayor a la mitad de la población, con 55 por ciento o más.
Maduro da la impresión, tal como concuerdan expertos consultados por este diario, de no tener la misma capacidad para gobernar de su antecesor político, aún si la mayoría de problemas que vive Venezuela surgieron desde la era Chávez.
“Es el principal responsable de la crisis que vive el país, no tanto Maduro. Para mí sería una responsabilidad de un 90 por ciento del antecesor por todos los graves asuntos que enfrentan los venezolanos. No obstante, el actual presidente no sabe gobernar. Pero es experto en defenderse, de ataques reales o inventados, cortinas de humo”, dijo con anterioridad Jesús Castillo, politólogo y docente de la Universidad del Zulia.
“El consenso, en general, de la sociedad venezolana, y esto incluye a parte del chavismo, es que ahora hay una carencia de liderazgo en el país, tanto en el gobierno como en la oposición. De estar vivo Chávez habría una situación que, si bien no enteramente distinta, estaría algo mejor”, opinó por su parte, Luis Matos, periodista de Unión Radio.
La figura de Chávez, cuando menos, unía filas en Venezuela ante problemas que sus mismas políticas causaron, pero había un liderazgo claro. Ahora, sin eso, todas las variables, excepto el empleo, van peor y llevan a una situación crítica.
Incluso opositores como el diputado Carlos Berrizbeitia (Proyecto Venezuela), así lo cree: “No reconocer que, incluso con sus políticas erradas, era Chávez un líder, es no ser realista. Ahora hay una gran diferencia. Maduro no une filas ni dentro de su propia bancada”.
Por tanto, los graves problemas heredados del mandato de Hugo Chávez crecen sin que nadie tenga hasta ahora el poder de solucionarlos.