Especialmente compleja estuvo la jornada ayer para la política británica. Mientras que la primera ministra de Reino Unido, Theresa May, firmaba el inicio del Brexit —o salida del país de la UE—, algo que presentará hoy en Bruselas, el Parlamento de Escocia aprobaba el proceso para convocar un nuevo referendo independentista, tras solo tres años del fracaso del anterior (2014).
Con una votación de 69 diputados a favor y 59 en contra, el Legislativo escocés aprobó iniciar el proceso para solicitar a Reino Unido la realización de la nueva consulta popular. Expertos consultados por EL COLOMBIANO explicaron que era una consecuencia previsible desde el 23 de junio de 2016, día en que el pueblo decidió el Brexit. Los escoceses se desmarcaron esa jornada del resto de británicos al decirle ‘no’ a la salida de la UE.
No bastó. Pero ahora, con una mayoría de ciudadanos a favor de permanecer en el bloque continental, los independentistas prevén que a diferencia de pasados fracasos en las urnas, Escocia tome un camino distinto a Londres.
Tras la aprobación legislativa, la ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, tendrá que llevar la solicitud ante las instituciones británicas. Esto supone un nuevo frente que Theresa May tendrá que atender con especial atención, en los mismos días en que negocia los términos de la salida de Reino Unido de la UE.
De hecho, ya consciente en los últimos días de la propuesta que llevaría Sturgeon a Londres —ambas mandatarias se reunieron el lunes en Glasgow—, May reiteró que su “posición es muy simple y no ha cambiado. Y es que ahora no es el momento de hablar de un segundo referéndum de independencia”. Mientras que los escoceses piden una votación para mediados de 2018, fuentes conservadoras británicas afirman a medios como The Guardian que May no aceptará un referendo hasta después de 2020.