Entre las miles de muertes de civiles sirios y extranjeros que se le atribuyen al régimen de Bashar al Asad, una de ellas significó para el presidente sirio el primer juicio en el que está acusado formalmente por crímenes de guerra. Se trata de la muerte de la periodista de EE. UU. Marie Colvin en el 2012, por bombardeos del Ejército sirio contra la ciudad de Homs, entonces en manos de la oposición.
La familia de Colvin interpuso una demanda el pasado sábado en una corte federal del Distrito de Columbia, EE. UU., en la que argumenta que la corresponsal de guerra era objetivo del régimen y que el bombardeo en el que murió estaba dirigido a matarla.
De ser cierto, ¿cómo fue localizada? El Centro para la Justicia y Reponsabilidad (Center for Justice and Accountability, CJA), encargando de representar legalmente a los familiares en este caso, explica que las comunicaciones vía satélite de la entonces reportera del periódico británico ‘The Sunday Times’ fueron interceptadas por el régimen, que utilizó la señal GPS para atacarla junto a otros periodistas. En el bombardeo murió el fotógrafo francés Remi Ochlik, y fueron heridos el traductor sirio Wael al Omar, el fotoperiodista británico Paul Conroy, y la reportera francesa, Edith Bouvier.
“Altos mandos del régimen de Asad conspiraron para asesinar a Marie Colvin y a otros periodistas que desafiaron la prohibición de cobertura mediática impuesta por el régimen. Esta demanda reúne las declaraciones de testigos, miembros de la inteligencia siria, desertores del Ejército y supervivientes del ataque”, afirmó la abogada Almudena Bernabeu, directora del CJA, al diario El Mundo de España.
El CJA espera que el resultado de este proceso sea llevar al gobierno sirio a responder ante un tribunal internacional en Ginebra, Suiza.