El inminente ingreso formal de Suecia y Finlandia a la Organización del Atlántico Norte (OTAN) desató de nuevo la furia de Rusia y derivó en fuertes amenazas contra todo el continente europeo.
De acuerdo con información divulgada por el diario británico The Times, ambos países ahora sí están listos para entrar a la OTAN, una posibilidad que ya se había planteado antes de la guerra en Ucrania, pero a la cual se le puso freno tras la advertencia de Vladimir Putin de que ese paso sería visto como una amenaza para su país.
Pero ahora, de acuerdo a lo que se ha divulgado por fuentes diplomáticas, el aterrizaje de Suecia y Finlandia sería un hecho a mitad de año, cuando comience el verano en Europa. Eso, por supuesto, desató de nuevo la furia del Kremlin e incluso aumentó la amenaza contra todo el continente.
“Hemos dicho en reiteradas ocasiones que la alianza en sí misma es más bien una herramienta para la confrontación. No es una alianza que garantice la paz y la estabilidad, y su mayor ampliación, por supuesto, no traerá seguridad adicional al continente europeo”, advirtió el portavoz de la Presidencia de Rusia, Dmitri Peskov.
Esto contrasta con las declaraciones del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien cada vez que es abordado por la prensa sobre ese tema responde de inmediato que Finlandia y Suecia serían “bienvenidas a la Alianza si deciden unirse”.
De hecho, uno de los puntos clave para Finlandia es conseguir garantías de seguridad por parte de la OTAN para el periodo que va entre la solicitud de ingreso y la ratificación de todos los países aliados, cuando aún no estaría cubierta por la cláusula de defensa colectiva (el artículo 5 de la Alianza).
Vale la pena recordar que la semana pasada Stoltenberg afirmó que los miembros de la OTAN estarían dispuestos a brindar esas garantías y señaló que, si Finlandia decide incorporarse, “encontrarán una forma de abordar este asunto”.
Otro punto clave es qué hará Suecia. Para Finlandia, lo ideal sería que ambos países nórdicos hagan un frente común y soliciten su ingreso al mismo tiempo.
Pero mientras este paso geopolítico se define en Europa, Rusia reforzó su presencia en la región de Donbás, en especial cerca de la ciudad estratégica de Izium, para alistar la toma definitiva de la zona.
Sin embargo, de acuerdo con el Pentágono, aún no ha lanzado una ofensiva para tomar el control total de esta región del este de Ucrania.
“Se están reposicionando, se centran en el Donbás”, declaró el portavoz del Pentágono, John Kirby, quien aseguró que Mariúpol “sigue siendo una ciudad en disputa”, aunque la caída de este puerto estratégico parece inminente.
Un funcionario del Departamento de Defensa, además, mencionó una columna de tanques al norte de Izium, formada por mandos militares y de control, un batallón de apoyo al mantenimiento de helicópteros y otro logístico de infantería.
Esta fuente añadió que las fuerzas rusas también se están reforzando al suroeste de Donetsk (este), en particular con artillería, pero “no consideramos que la nueva ofensiva haya comenzado”.
Eso sí, confirmó una noticia que tiene al Gobierno de Volodímir Zelenski en guardia: el general Alexander Dvornikov, apodado “el carnicero de Siria”, fue designado por Moscú para dirigir esta ofensiva.
“Debido a sus grandes problemas de logística y de abastecimiento, sus dificultades de maniobra, sus problemas de coordinación, de estado de ánimo, de organización jerárquica, no es seguro que pueda ser muy eficaz”, matizó el funcionario estadounidense.
En todo caso, el general Alexander Dvornikov fue quien dirigió la ofensiva en el sur de Ucrania al comienzo de la sangrienta invasión, dato clave porque los rusos tuvieron más éxito en esa zona que en el norte