Como si la destrucción de decenas de estatuas milenarias la semana pasada en Mosul no hubiera bastado, el Estado Islámico (EI) continuó su campaña de barbarie contra el patrimonio histórico de la humanidad, sin que el mundo tome aún medidas. Las ruinas de la ciudad asiria de Nimrud, de más de 3.000 años de antigüedad y a orillas del río Tigris, en el norte de Irak, fueron arrasadas por los yihadistas, tal como trascendió ayer a medios locales.
El Ministerio de Turismo y Antigüedades de Irak informó del hecho en un comunicado y describió la frialdad con la que el grupo terrorista pretende que la humanidad olvide milenios de historia y a sus primeras civilizaciones.
“En un nuevo delito en su serie de ofensas temerarias, asaltaron la antigua ciudad de Nimrud y la arrasaron con maquinaria pesada, tomando posesión de atracciones arqueológicas que datan de 13 siglos antes de Cristo”, aseguró.
Consultada por Reuters, una fuente tribal que reside en la zona relató el hecho: “Miembros de Estado Islámico vinieron a la ciudad arqueológica de Nimrud y saquearon los objetos de valor que había en ella y después procedieron a allanar el terreno. Solía haber estatuas y muros, así como un castillo que el EI ha destruido completamente”.
La Unesco, en voz de su directora, Irina Bokova, calificó lo acontecido como “otro ataque contra el pueblo iraquí, que nos recuerda que nada está a salvo de la limpieza cultural que se está realizando en el país”.