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Premio Nobel a gestores de la democracia tunecina

Comité Noruego recompensó a actores directos en construcción del diálogo y protección de la estabilidad en medio del declive de la primavera árabe.

  • Sin el liderazgo de los representantes de los entes que formaron el Cuarteto, la democracia tunecina hubiera sucumbido a los odios tribales. De izquierda a derecha, Fadhel Mahfoudh, Houcine Abbassi, Wided Bouchamaoui, y Abdessattar ben Moussa. FOTO afp
    Sin el liderazgo de los representantes de los entes que formaron el Cuarteto, la democracia tunecina hubiera sucumbido a los odios tribales. De izquierda a derecha, Fadhel Mahfoudh, Houcine Abbassi, Wided Bouchamaoui, y Abdessattar ben Moussa. FOTO afp
10 de octubre de 2015
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El Comité Noruego premió, tal como anticiparon algunos expertos, a agentes de paz que sin ser tan reconocidos como diplomáticos o políticos hicieron un aporte directo a la construcción de la concordia en algún país. Esta vez, el Cuarteto del Diálogo Nacional de Túnez se llevó el Nobel de Paz, por su invaluable papel en la construcción de la democracia tras la caída del régimen de Zine El Abidine Ben Ali (2011).

Por tanto, la importancia de la sociedad civil y el consenso fueron las ideas que se reconocieron en 2015. “Gracias a la confianza del pueblo, a la cooperación de los partidos y de los periodistas, el Cuarteto recibe este prestigioso premio”, dijo Wided Bouchamaoui, cofundadora del mismo, y presidenta de la patronal tunecina (Utica).

En cabeza de Bouchamaoui, dicho ente pactó con con Houcine Abbassi, de la Unión General de Trabajadores Tunecinos (Ugtt), Abdessattar ben Moussa, de la Liga Tunecina de los Derechos Humanos (Ltdh) y Mohamed Fadhel Mahfoudh, de la Asociación Nacional de Abogados.

¿Cuál era la idea de formar esta alianza? Se creó en el verano de 2013, cuando el proceso de democratización de Túnez estaba en peligro tras varios asesinatos y revueltas, con el objetivo de estabilizar al país mediante el diálogo.

En el anuncio del Comité Noruego, publicado también en la página web de los premios, este afirma que el Cuarteto del Diálogo Nacional significó una “decisiva contribución a la construcción de una democracia pluralista en Túnez, como consecuencia de la Revolución de los Jazmines”.

Tras conocerse lo del galardón, las palabras de felicitación empezaron por el presidente tunecino, Beji Caid Essebsi, quien resaltó la importancia del diálogo: “Nada se hace sin él, con independencia de las diferencias. La formación del Cuarteto fue la consagración del consenso como principio social”.

“Es una recompensa a los arquitectos de una transición democrática única en la que la sociedad civil ha desempeñado un papel decisivo para preservar la unidad nacional y la democracia”, aseguró, por su parte, la jefa de la diplomacia de la UE, Federica Mogherini.

Para el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, el premio es una invitación “a los tunecinos a continuar en esta misma vía del diálogo nacional para consolidar los logros de la revolución y el proceso de transición”.

Blindar la primavera árabe

¿Qué otro factor significó el Nobel para el Cuarteto y esta coyuntura? Además de los valores democráticos, expertos coinciden en que hay dos objetivos que se buscan con el premio, impulsar a actores directos de paz en búsqueda de acompañamiento internacional y blindar lo poco que queda en pie de la denominada primavera árabe.

“Con esto, el Comité Noruego recompensa a actores directos por la paz que en cierta forma estaban cerca del fracaso. Es una paradoja, pero la tras la caída de Ben Ali en Túnez no se ha consolidado plenamente la democracia en dicho país ni sus instituciones. Intenta fortalecer por tanto a los premiados frente a las dificultades de una primavera árabe que amenaza con frustrarse incluso en Túnez. Así, probablemente en el futuro tendrán éxito”, explicó a este diario Enrique Serrano.

“La incipiente democracia tunecina se ve amenazada por lo mismo que en otros países de esa fallida primavera. Hay un contexto de tribus que no permite una lealtad a las instituciones, sino solo entre sus integrantes. Ya se vio en Siria y Libia, y esto podría ocurrir en Túnez”, agregó.

Para el Imam Julián Zapata, cofundador del Centro Cultural Islámico de Colombia, “en este sentido el premio tiene dimensiones políticas. La primavera árabe fue un desastre pero la democracia de este país se mantiene en pie. Es la forma de celebrar que algo sí cambió en dichos países”.

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