De a poco, la idea del presidente estadounidense Joe Biden de alcanzar la aprobación del Congreso de su ambicioso plan de gasto social, que contempla una inversión de 3,5 billones de dólares, se ha ido desmoronando.
Con la clara oposición de los republicanos y una marcada diferencia entre los sectores progresistas y moderados del partido Demócrata –al que necesita unido–, al mandatario no le quedó de otra que ceder en su intensión de recaudar la alta cifra que sería destinada, entre otros, para temas de educación, infancia y atención de la crisis climática.
El demócrata reconoció que la cifra de su plan de gasto será “menor” a la que propuso inicialmente. Esta pasaría de los 3,5 billones de dólares originales a US$2 billones.
La jugada estaría enfocada a convencer a los dos senadores de su partido que se han opuesto a la idea original: Joe Manchin y Kyrsten Sinema.
Manchin ya había asegurado a los medios que no “descartaba” aprobar una propuesta alrededor de los 2 billones aunque, inicialmente, estaba empeñado en aceptar solo un gasto de US$1.5 billones.
“Parece que (Manchin) está cambiando de postura, espero que ese sea el caso”, dijo el presidente después una visita a Michigan.
A diferencia del senador Manchin, Sinema no planteó una cifra que aceptaría.
La nueva propuesta; sin embargo, ahora dejaría inconforme al sector progresista del partido, que no está de acuerdo con una reducción tan alta con respecto al plan original. De acuerdo con el Washington Post, la nueva propuesta de Biden no satisfacería al ala izquierdista de los demócratas, que planteaba una reducción mínima de US$2,5 billones.
El plan de gasto social es la segunda parte de un gran paquete propuesto por Biden. La primera parte era el proyecto de infraestructura por 1,2 billones de dólares que fue aprobado en agosto por el Senado. Falta que éste haga su curso por la Cámara de Representantes donde los demócratas son mayoría.
Para que el plan de gasto social se apruebe se debe adelantar un proceso llamado reconciliación, que permitiría a los demócratas, que solo tienen 50 escaños en el Senado –la vicepresidenta Kamala Harris tiene el desempate–, eludir el obstruccionismo republicano y solo aprobar la iniciativa con 51 votos.
De ahí la importancia de convencer a los senadores Manchin y Sinema para lograr la unidad de los 50 demócratas en la Cámara Alta.