Una de las reliquias más importantes en el mundo cristiano es la sábana santa, venerada en Turín, Italia, y expuesta de manera extraordinaria, vía online, por estos días de pandemia. Esta semana el Papa Francisco animó a ver el rostro y cuerpo de Cristo en la sábana, y a pedir su misericordia y fortaleza.
Las múltiples investigaciones que se han hecho sobre la sábana, –conocida como la Síndone de Jesucristo– y que envolvió el cuerpo de Cristo en el sepulcro, han determinado que se trata de un lino fúnebre en perfectas condiciones en el que fue envuelto el cuerpo del Hombre que padeció múltiples heridas, entre ellas tres que se destacan en las manos y en los pies, así como otras en el costado y en la cabeza, rastro de la coronación de espinas.
Estudios hechos en las últimas décadas han concluido que la sábana no es una pintura, no es una huella, tipo sello, no es visible en el lado posterior del lino y sólo puede verse por el lado frontal, es decir, se ve en el negativo y no en el positivo. Tampoco está hecha por partes separadas, se encuentra en una única superficie de cinco metros cuadrados que cubrió un cuerpo desnudo, con heridas de clavos en sus muñecas y pies.
Lo que se ve en la sábana no es el resultado de quemaduras como las provocadas por una plancha caliente. Los científicos tampoco han encontrado restos de productos de putrefacción ni manchas cadavéricas. El cadáver que estuvo ahí desapareció antes de que pasaran 40 horas, ya que no tuvo tiempo de emitir las usuales sustancias de un cuerpo en descomposición.
“Puedo asegurar, técnicamente, que la sábana y la imagen que se ve en ella no es una falsificación medieval“, explica en diálogo con EL COLOMBIANO, el investigador italiano Marco Ginatta, doctor en ingeniería y autor del libro “La Síndone de Jesucristo en Turín“. El experto señala que las huellas de la sábana no han sido formadas por contacto, no es una imagen de revelado, no es fluorescente, no hay diferencia entre la imagen frontal y dorsal, no es una imagen positiva, sino que es similar a un negativo fotográfico, además tiene datos tridimensionales.
La sábana es una tela de lino confeccionada en la época de Cristo. Ha sobrevivido 2000 años y en ella hay manchas de sangre humana real, tipo AB, el mismo que se registra en los milagros eucarísticos. Ginatta, dice que “se observa que el rostro es la parte del cuerpo que ha sufrido más traumas. Se encuentran fragmentos de tierra en la punta de la nariz, así como en la rodilla izquierda, lo que confirma las caídas descritas en el viacrucis“.
Esta imagen que se ve en la sábana se ha convertido en el modelo a partir del cual el arte iconográfico cristiano empezó a representar a Jesús y hoy se constituye en uno de los objetos arqueológicos más estudiados en el mundo y un misterio para la ciencia, pues no se conoce su proceso de formación. “Es importante observar que las pruebas que demuestran su autenticidad provienen de la ciencia. Uno de los físicos más importantes que ha estudiado la tela y la imagen, J.P. Jackson, concluía que lo visto en la sábana supera conceptos y se tendría que hablar de una nueva física“.
La sábana es una realidad que a los ojos de la ciencia admite pruebas y ensayos con validez. Este objeto de estudio permite avanzar en la relación entre ciencia y fe, pues “la ciencia sin religión está coja, y la religión sin ciencia, ciega“, lo decía Albert Einstein.