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Tensión por provocadora visita del ministro israelí Ben Gvir a la Explanada de las Mezquitas

La visita del funcionario al sitio, reservado al culto musulmán, fue rechazado por el movimiento Hamás y por la Liga Árabe que habían advertido otra escalada de violencia.

  • La Explanada de las Mezquitas ha sido el escenario, desde hace siglos, de enfrentamientos entre distintas religiones. FOTO AFP
    La Explanada de las Mezquitas ha sido el escenario, desde hace siglos, de enfrentamientos entre distintas religiones. FOTO AFP

El nuevo ministro israelí de Seguridad Nacional, el extremista Itamar Ben Gvir, visitó esta mañana por sorpresa la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, a pesar de las amenazas del movimiento islamista Hamás de que su entrada al recinto podría provocar otra escalada de violencia.

A pesar de esto, el funcionario –líder del partido ultranacionalista, religioso y supremacista judío Poder Judío– respondió que el Gobierno de Israel “no sucumbirá a las amenazas de Hamás”.

La polémica por esta visita radica en que la Explanada de las Mezquitas es sagrada tanto para musulmanes –pues alberga la importante mezquita de Al Aqsa y el Domo de la Roca, donde Mahoma ascendió al cielo–, como para judíos, que lo llaman Monte del Templo porque creen que allí se levantó el Segundo Templo.

“El Monte del Templo es el sitio más importante para el pueblo de Israel, y mantenemos nuestra libertad de movimiento allí”, afirmó Ben Gvir.

Ante la intención expresada en los últimos días por Ben Gvir de visitar de nuevo la Explanada, el movimiento Hamás –que gobierna en Gaza, pero con presencia también en Cisjordania y Jerusalén este– acusó al político israelí de “echar leña al fuego” al pretender “profanar y asaltar la bendita mezquita de Al Aqsa”, por lo que pidieron a los jóvenes palestinos de la ciudad actuar para evitarlo.

“La visita de Ben Gvir hará estallar la situación y abrirá la puerta a otra Intifada. Debemos estar preparados y hacemos un llamado a todos los que puedan, para que vayan a Al Aqsa y eviten que entre”, señaló ayer el portavoz de la Yihad Islámica Palestina en Gaza, Daoud Shihab.

Pese a las advertencias, Ben Gvir entró hoy al recinto acompañado de su rabino y fuertemente escoltado por la policía, que ahora está bajo su mando como ministro de Seguridad Nacional. Medios israelíes informaron que incluso el primer ministro, Benjamín Netanyahu, se reunió anoche con él para pedirle que desistiera de sus planes.

Además de esto, esta visita a la Explanada de las Mezquitas desafía el “statu quo” vigente desde 1967 (cuando Israel ocupó la parte este de Jerusalén donde está ubicada), puesto que el recinto está reservado exclusivamente al culto de musulmanes, mientras que los judíos solo pueden entrar como visitantes, pues las leyes judías prohiben a sus fieles orar en el lugar más sagrado para ellos, algo reservado solo a algunos rabinos.

Las reacciones

La Autoridad Nacional Palestina, que gobierna en zonas reducidas de Cisjordania ocupada, condenó la visita que calificó como una “provocación sin precedentes” y una “grave amenaza para la arena del conflicto”.

Las consecuencias de la visita de Ben Gvir también preocupan a la oposición israelí, cuyo líder, el ex primer ministro Yair Lapid, alertó ayer de que es una “provocación que conducirá a una violencia mortal y costará más vidas”.

Por otro lado, la Liga Árabe, así como Jordania y Egipto, condenaron “enérgicamente” la visita que Ben Gvir realizó este martes a la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, y advirtieron las consecuencias de esa “medida unilateral”.

Por ello, el secretario general de la Liga Árabe, Ahmed abulgheit, responsabilizó en un comunicado al Gobierno del nuevo primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, de “las consecuencias de esas prácticas y planes de extrema derecha y sus repercusiones sobre Palestina, la región y la paz mundial, incluida la posibilidad de desencadenar una guerra religiosa”.

Por su parte, el Ministerio de Exteriores jordano calificó la visita como “una flagrante e inaceptable violación del derecho internacional y del statu quo histórico y jurídico en Jerusalén y sus lugares sagrados”, y consideró que se trata de un “acto de provocación y condenable”.

Finalmente, Egipto y Jordania instaron a Israel a frenar las medidas destinadas a cambiar la situación histórica y legal existente en Jerusalén.

“Egipto advierte contra las repercusiones negativas de tales medidas sobre la seguridad y la estabilidad en los territorios ocupados y la región, y sobre el futuro del proceso de paz”, dijo el comunicado, e instó a “todas las partes” a la moderación, y a que “se abstengan de cualquier medida que inflame la situación”.

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