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Vea la sesión extraordinaria de la OEA para discutir la crisis en Venezuela

El secretario general de la organización, el uruguayo Luis Almagro, puso en la agenda regional la discusión sobre la situación de la democracia en ese país.

01 de junio de 2016
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Pocas veces, si no es que ninguna vez durante 17 años del chavismo en Venezuela, el gobierno de dicho país, sus políticas, y la precaria situación del pueblo hermano eran discutidas en instancias multilaterales de América Latina y el mundo como se prevé hacer en la Organización de Estados Americanos (OEA).

Su secretario general, el uruguayo Luis Almagro, activó ayer la Carta Democrática en contra del régimen chavista, lo que puede llevar a suspender a Venezuela del ente, por considerar que hay una “alteración constitucional que afecta gravemente el orden democrático”. La decisión sigue a las denuncias que le trasladó en las últimas semanas la Asamblea Nacional venezolana y también a las propias conclusiones del organismo.

“La Secretaría General de la OEA considera que la crisis institucional de Venezuela demanda cambios inmediatos en las acciones del Poder Ejecutivo (...) por el riesgo de caer en forma inmediata en una situación de ilegitimidad”, argumentó Almagro en un informe de 132 páginas con el que explica la solicitud para que se convoque a una reunión urgente del Consejo Permanente de los países miembros.

Corresponde ahora al presidente temporal de dicho órgano, el embajador argentino Juan José Arcuri, convocar la sesión, prevista entre los días 10 y 20 de junio. En dicha reunión, los Estados determinarán si abogan por salidas diplomáticas para resolver el caso venezolano y la falta de libertades políticas en ese país, o por el contrario convocan a la Asamblea General de la OEA para que decida si suspende a Venezuela del organismo multilateral.

Democracia vs. doctrinas

Como era de esperar, el anuncio dado desde Washington suscitó rechazo por parte del chavismo y beneplácito de la oposición en Venezuela.

“Hoy (martes) el señor Almagro ha presentado un documento pidiendo que se intervenga Venezuela desde el exterior y se nos aplique una entelequia llamada la Carta Democrática para abrirle las puertas a una intervención gringa”, señaló el presidente Nicolás Maduro en un discurso en Caracas, no sin antes lanzar una advertencia.

“He decidido mañana mismo, a través de la Cancillería, y la Procuraduría General de la República, meter una demanda contra la directiva de la Asamblea Nacional por usurpar funciones constitucionales exclusivas del presidente”, aseveró.

Por su parte, el opositor Henry Ramos Allup, presidente del Legislativo venezolano, celebró la decisión de la OEA en rueda de prensa:

“Acogiendo las exigencias y los planteamientos que hemos venido haciendo ante la competente autoridad, para que en el seno de la Organización de Estados Americanos se plantee crudamente la situación de Venezuela, esta procedió en ejercicio de sus funciones. La situación de Venezuela no se puede ocultar más, ni con gestiones de carácter burocrático, ni con acciones de carácter diplomático”.

En diálogo con EL COLOMBIANO, Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, consideró que hay un elemento que legitima la decisión de la OEA y la coloca por encima de los colores políticos.

“Almagro es un hombre de izquierda, incluso fue canciller del gobierno de José ‘Pepe’ Mujica (2010 - 2015). La acción de la OEA no es por tanto un asunto de izquierdas o derechas sino un tema de prevalencia democrática. Lo que está en discusión aquí es que en América Latina, independientemente del color político que se tenga, se pugna por un respeto al orden constitucional de cada uno de los países y a la prevalencia del sistema democrático. Esto es, que ningún gobernante se sienta tentado a tomar decisiones dictatoriales y así esperar que no pase nada”, explicó.

Lo que sigue

De modo que el accionar de la OEA se ve en gran medida legitimado por el hecho de que Almagro formó parte del gobierno izquierdista de Mujica en Uruguay, notable por sus avances en materia social en uno de los países más desarrollados de América Latina. En este sentido, no se trataría de una decisión politizada. ¿Pero qué implican sus acciones? ¿Estará pronto el país vecino suspendido del ente regional? ¿Qué faltaría para esto?

Consultado por EL COLOMBIANO, Carlos Arévalo, docente de la Maestría en Derecho Internacional de la Universidad de La Sabana y expresidente de la Academia Colombiana de Derecho Internacional, explicó los pasos que siguen en esta coyuntura.

“Distinto a lo que la gente cree, la Carta Democrática de la OEA no es un tratado, es una declaración realizada por su Asamblea General, por lo que su naturaleza no es vinculante. Sin embargo, se entiende que como se desarrolla en torno a la democracia, esta se vuelve un principio obligatorio para los Estados que quieran hacer parte del ente. Por tanto, esa Carta prevé cuál es el procedimiento a seguir si se presenta un rompimiento en el sistema democrático de cualquier país miembro”, declaró.

“Eso es lo que Almagro entiende que ha pasado en Venezuela, concretamente en lo que tiene que ver con violaciones a derechos humanos, equilibrio de poderes, y ejercicio de oposición al gobierno. Así presentó el caso ante el Consejo Permanente, y este estudiará la situación venezolana. Ahí puede proponer cuáles serán la medidas diplomáticas para superar este caso —una resolución que alerte, llamados al diálogo con la oposición, visitas a presos políticos—. Si ve que no podrá con ellas resolver el tema, convocará a una reunión extraordinaria de la Asamblea General de la OEA. Es en esa instancia que, si se logra una votación favorable de por lo menos dos tercios, podría suspenderse a Venezuela”, aclaró.

Viendo que quien impulsa este proceso es el secretario general, y teniendo en cuenta que ya son reiterados sus pronunciamientos sobre la insostenible situación de la democracia en dicho país, ¿qué posibilidad hay de que el Consejo Permanente obvie la fase de búsqueda de medidas diplomáticas y pase directamente a convocar la reunión de la Asamblea General?

Para Arévalo, “ aunque es raro para su historial diplomático, es posible que el Consejo Permanente de la OEA decida inmediatamente llamar a dicha reunión. No sabemos qué va a ocurrir, pero ahí confluyen dos elementos que podrían decantar todo en esa vía: la Presidencia de dicho órgano ahora es de Argentina (hoy gobernada por Mauricio Macri, que ya ha prometido gestiones sobre el caso venezolano) y esta dirigirá el debate, y esa combinación con el secretario general puede influir”, argumentó.

Pulso interno

En cuanto a Venezuela, ¿cuáles son y serán las implicaciones de este proceso en un país ya sumido en polarización y enfrentamiento? Jesús Castillo Molleda, politólogo y docente de la Universidad del Zulia, respondió a EL COLOMBIANO este interrogante.

“Al ciudadano que está ahora viendo cómo logra resolver sus problemas diarios, la falta de comida y medicamentos, no le soluciona nada. Sin embargo, que la Organización de Estados Americanos esté evaluando la situación de Venezuela y que haya publicado un documento de 132 páginas justificando la decisión por las alteraciones del orden democrático en Venezuela, significa un avance en cuanto a la opinión pública internacional”, consideró.

Castillo considera que el chavismo intentará aprovecharse internamente de esta situación: “Aunque no le va a pasar nada al gobierno venezolano, aunque no habrá intervención extranjera como dicen por ahí, este quedará en evidencia. No obstante, si logra los votos, no saldrá de la OEA. Si no los logra, se desvinculará de dicho ente”.

“En este sentido, no estoy tan seguro que pedir la Carta Democrática ayude a solucionar el problema, porque le daría mucho pie al gobierno de Maduro de salir de la OEA y así quedará casi sin organismos que puedan evaluar y recibir las denuncias de los venezolanos. Además, sacará provecho internamente porque se va a victimizar, hará marchas, dirá que esto es una conspiración de los gringos”, auguró.

Todos los expertos consultados coinciden en vaticinar que una eventual salida de Venezuela del ente no tendría mayores consecuencias para el país al considerar que este ya estaba muy distanciado de la OEA y su acceso a financiación y cooperación se da en otras instancias. ¿Pero qué hay de la oposición?

Para Castillo, “esta saldrá siempre beneficiada porque sus electores, desesperados por el cambio, sienten que está haciendo todo lo posible, y ahí no importa la intransigencia del gobierno. El hecho de que se haya invocado la Carta Democrática es una esperanza para las bases de apoyo de la oposición”.

Lo cierto es que, como nunca antes, la precaria situación de la democracia en Venezuela entra por fin directamente en la agenda regional y se debatirá.

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