Tras probar suerte con el que en su momento denominó “el coche más barato del mundo”, la compañía india Tata Motors está desarrollando un prototipo de vehículo alimentado por aire comprimido con vistas a comercializarlo en las atestadas vías de la India.
“La tecnología es muy nueva y probablemente llevará un par de años tener a punto un resultado operativo. Pero por ahora no hay ningún plan oficial de lanzamiento”, afirmó a Efe un responsable de comunicación de Tata Motors, Arthur Serrao.
Las pruebas actuales, según la propia Tata, se basan en “completar los procesos técnicos necesarios para industrializar un producto listo para el mercado en los próximos años”, a partir de una licencia de la compañía luxemburguesa MDI.
La compañía india conceptualizó los tests a finales del año 2011 y dio noticia de su existencia en el mes de mayo, cuando reveló que el motor había sido probado con éxito en dos vehículos y aseguró que su desarrollo entraba en una nueva fase junto a MDI.
La prensa india ha bautizado hasta ahora el proyecto como Tata Mini-Cat y ha precisado que el coche tendría que realizar las recargas en establecimientos equipados con tanques especiales de aire comprimido o con un generador propio de uso casero.
Los más críticos con esta tecnología todavía en prueba han señalado que los coches propulsados con aire comprimido son mucho menos eficientes que los eléctricos, porque los motores requieren demasiada energía para comprimir el aire.
Economía
Pero el bajo costo de recarga que supone el aire comprimido es un poderoso aliciente para un mercado como el indio, donde cientos de millones de personas carecen de ingresos suficientes como para pensar en adquirir un coche y asumir sus gastos de mantenimiento.
Pese a la visión común de las vías indias atestadas de vehículos que hacen sonar el claxon en atascos interminables, según datos del Banco Mundial en la India hay apenas 18 vehículos motorizados por cada mil personas, frente a los 83 de China o los 802 de EEUU.
Ese dato es una de las razones por las que la compañía india apostó por el Tata Nano, un pequeño utilitario que presentó con la idea de que fuera el “coche más barato del mundo”, por apenas 1.980 dólares.
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