Desde el fin de la Guerra Fría algunos sectores de la academia y de la política han dicho que la separación entre izquierda y derecha ya no importa, que lo realmente importante en el ejercicio político moderno es la efectividad con la que se gobierne y no el enfoque ideológico con el que se haga. En metáfora: No importa el color del gato, sino que se coma el ratón. Contrario a la idea de la neutralidad ideológica de los gobiernos modernos, el fenómeno del Tea Party en Estados Unidos demuestra que la ideología política sí importa y es decisiva en las elecciones democráticas.
El Tea Party es un movimiento conservador, fuerte opositor de la administración Obama, compuesto en su mayoría por personas de clase media y mayores de 40 años. El Tea Party es un movimiento ciudadano no un partido político y aunque afín en algunos aspectos con el Partido Republicano, también es crítico de éste y de muchos de sus miembros.
Dicho movimiento se nutre de las ideas políticas de mínima intervención estatal, su estandarte de batalla es en contra de los impuestos y del subsidio estatal para programas de atención social como la controvertida reforma de acceso universal a la salud, firmada por Obama recientemente.
Movimientos como el Tea Party son resultado del desencanto ciudadano por los partidos políticos tradicionales y su manera de gobernar. Uno de los rasgos característicos de este movimiento es su composición por parte de ciudadanos del común que normalmente no han estado involucrados en política pero que se unen alrededor de una causa común que los hace movilizar masivamente para protestar y decidir en política.
La elección del Republicano Scott Brown para ocupar la silla del difunto senador demócrata Ted Kennedy en Massachusetts en enero de 2010 fue la primera señal de alerta de la fortaleza de los republicanos y conservadores en su ascenso al poder. Ahora el reciente triunfo de Christine O' Donell -la favorita del Tea Party - en las primarias de Delaware es la segunda señal de fortaleza de los políticos conservadores en su batalla por ocupar la mayoría en el Senado en las elecciones de noviembre.
Pero, más allá de entrar en el debate sobre si los republicanos van a recuperar las mayorías en el Senado o no, el mensaje del Tea Party radica en que la claridad ideológica y la toma de posturas concretas en política sí importa. A diferencia de los miembros de los partidos políticos tradicionales que tienen posiciones variadas sobre los asuntos más sensibles e importantes de la sociedad, los miembros y representantes de movimientos ciudadanos como el Tea Party tienen posiciones definidas y acordes a sus ideales políticos.
En general la mayoría de políticos buscan lo mismo: generar empleo, mejorar la seguridad y construir obras públicas, la pregunta clave es ¿cómo lo piensan lograr? Y más aún ¿para qué? Para conocer estas razones es positivo volver a una política guiada por las ideas y no sólo votar por propuestas que en la mayoría de ocasiones no se cumplen. Puede resultar más valioso conocer la brújula ideológica que guiará la actuación de un político que simplemente sus propuestas de campaña. En Estados Unidos se ha vuelto a sentir la fuerza de las ideas, esperemos que en las próximas elecciones locales en Colombia también.
Post Scriptum: ¿Hasta cuándo seguirá empantanando Piedad Córdoba la imagen de Colombia en el exterior sin que tenga que dar cuenta de ello frente a la sociedad?
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