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La molestia de Ricardo Pemberty, un vecino de Conquistadores, no es tanto que la Alcaldía haya instalado un enrejado de 25 metros en la zona céntrica de Parques del Río donde todos los días pasea con sus perros y hace deporte, sino que la administración distrital ni siquiera tuviera la consideración de socializar dicha intervención con la comunidad.
“Instalaron una estructura metálica como a escondidas y luego, ahí sí, vinieron las explicaciones. Parques del Río es lo que es, un espacio público exitoso, por la responsabilidad conjunta entre la administración y la ciudadanía”, expresa.
La valla de aproximadamente tres metros de altura y 25 metros de largo fue instalada hace una semana en el costado occidental del parque, cerca del Pabellón del Río, rodeando parcialmente el paso al sector de la pradera que hace parte de una amplia zona que se conectaba sin barreras con áreas verdes peatonales y con el fundamental corredor biótico de la ribera del río.
Las explicaciones no solo fueron tardías, como señala el vecino, sino que, además, siguen levantando dudas. Lo que explicó la secretaria de Infraestructura, Luisa Fernanda Gómez, es que el malestar de la gente frente a esta reja impuesta “es un asunto de perspectiva” y que donde “algunos” ven rejas, en la alcaldía ven un “hermoso jardín vertical”. La funcionaria insistió en que la estructura no es un cerramiento, “sino un sistema de conectividad ecológica que ayuda al tránsito de fauna”.
Lo que decidió hacer la Alcaldía fue reemplazar 56 macetas con árboles que, según la Alcaldía, presentaban problemas fitosanitarios por un muro verde que desde la Alcaldía aseguran que garantizará una conectividad ecológica para fauna.
El retiro de las enormes macetas permitió ampliar el área efectiva del espacio para mascotas a 25 metros cuadrados. Para la Alcaldía, la intervención era necesaria y además niega que atente contra las características arquitectónicas de Parques del Río.
Pero hay quienes insisten en que esta intervención es una equivocación garrafal. En el listado de errores, el exsecretario de Movilidad y experto en sostenibilidad, Carlos Cadena, señaló que esta no hace parte de los diseños originales del parque, ni se insinúan en el plan maestro y definitivamente son incompatibles con los pilares sobre los cuales se construyó el proyecto, porque sectoriza e impone barreras, justamente lo contrario que define a Parques del Río.
Y para completar, Cadena advierte que no es posible garantizar que la infraestructura verde que pretenden instalar supla los servicios ecosistémicos que prestaban las decenas de árboles desmontados, sin olvidar un detalle no menor y es que en el render que compartió la Alcaldía para mostrar cómo quedará el sector con la intervención se ve una especie de enredadera similar a la Ipomoea indica, una especie invasora de rápida expansión que asfixia a especies nativas; árboles y arbustos.
Visto desde la propuesta paisajística y ecológica concebida desde el principio del proyecto, la iniciativa de la Alcaldía no solo es errada sino nociva.
La introducción de unidades de paisaje, la conformación del corredor biótico en la ribera, la disposición de la vegetación y la elección de la ubicación de las áreas verdes peatonales buscó facilitar una dinámica natural que, con el paso del tiempo, lograra generar un ecosistema cada vez más complejo, rico en biodiversidad.
En ese orden de ideas tenía más sentido encontrar una solución basada en la naturaleza que permitiera la recuperación de los árboles afectados sin intentar hace un “borrón y cuenta nueva” en esta zona que ha servido para recuperar dinámicas ecológicas en la llanura aluvial y ribera y que es clave para la permeabilización de los suelos.
Tal como pinta la intervención de la Alcaldía, la prioridad parece ser la función meramente ornamental.
En Parques del Río, las cuadrillas del Jardín Botánico llevan varias semanas en labores de mejoramiento del entorno. Algo que Pemberty y los vecinos que conviven con el lugar agradecen. Sin embargo, siguen a la espera de que la Alcaldía les de la cara y les explique por qué creyó prescindible socializar con ellos semejante cambio.
A la Alcaldía le pedimos profundizar cuáles fueron los análisis técnicos para tomar la decisión, qué argumentos soportan la viabilidad del jardín vertical como un efectivo conector ecológico y si contemplarían abrir un diálogo con la comunidad y, de acuerdo con los resultados del mismo, reversar la decisión o acudir a otra solución diferente al montaje de unas vallas metálicas, más viable urbanística y ecológicamente. Sin embargo, no entregaron respuesta.
Soy periodista porque es la forma que encontré para enseñarle a mi hija que todos los días hay historias que valen la pena escuchar y contar.