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¿Carlos Pesebre está detrás de la guerra que están viviendo en Robledo?

En los últimos días han asesinado 6 personas en Robledo, se trata de una guerra porque alias Machete está comandando a Los Pesebreros y no logra tener voz de mando entre la tropa.

  • Alias Carlos Pesebre fue capturado el 19 de marzo de 2013 y se dice que continuaría delinquiendo desde prisión. FOTO EL COLOMBIANO
    Alias Carlos Pesebre fue capturado el 19 de marzo de 2013 y se dice que continuaría delinquiendo desde prisión. FOTO EL COLOMBIANO
  • Un momento de la instalación de la Mesa de diálogos de paz entre Gobierno y las bandas de crimen organizado del Valle de Aburrá en la cárcel de Itagüí. FOTO manuel saldarriaga
    Un momento de la instalación de la Mesa de diálogos de paz entre Gobierno y las bandas de crimen organizado del Valle de Aburrá en la cárcel de Itagüí. FOTO manuel saldarriaga
19 de septiembre de 2023
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homicidios se han registrado este año en la comuna 7 (Robledo), según el Sisc.
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homicidios se han registrado desde el 8 de septiembre en esta comuna de Medellín.

Casi nadie lo conoce por su nombre de pila, que es Freyner Ramírez García, todos lo llaman por su alias: Carlos Pesebre, quien fuera uno de los hombres más temidos del crimen organizado en Medellín, capo máximo de la banda Los Pesebreros, con imperio delictivo en Robledo (comuna 7).

Hoy, Pesebre paga condena en la cárcel de Itagüí, después de ser capturado el 19 de marzo de 2013 en Urrao, Suroeste antioqueño, y es uno de los negociantes de paz por parte de la Oficina de Envigado con el Gobierno Nacional.

Pese a ese compromiso de paz que tiene Pesebre, y a que —como los otros excapos— tiene un diálogo frecuente con funcionarios como el comisionado de Paz Danilo Rueda y la senadora Isabel Zuleta, estaría detrás de los crímenes de los últimos meses en la comuna 7. Pues tanto fuentes de inteligencia como del barrio aseguran que en el crimen de esa zona de la ciudad no se mueve un gramo de droga o una extorsión sin la autorización que Pesebre estaría dando desde la cárcel.

Todo habría empezado el año pasado después de las elecciones presidenciales cuando los excapos —ellos mismos aseguran que ya no tienen nada que ver con el crimen organizado del Valle de Aburrá, aunque sí son voceros para hacer la paz— decidieron montarse con seriedad en la paz total que ofrece el presidente Gustavo Petro. Así las cosas, Carlos Pesebre habría cedido el mando a uno de sus lugartientes, enviándole órdenes por interpuesta persona desde otra cárcel del país.

La guerra entonces se desató porque Pesebre decidió poner en las calles un capo joven, alguien que no había estado junto a él en los crímenes del pasado, y eso no les cayó bien a los más viejos en el hampa de la comuna 7. Su bendecido fue Julián Alberto Jiménez Monsalve, alias Machete, quien paga condena en Palmira. Por las calles del barrio entonces se supo que Machete sería “la nueva razón”, que en lo códigos quiere decir el nuevo patrón.

El primero que soltó la chispa fue Julián Ventura Marín Álvarez, alias Tatú, quien le habría recriminado a Pesebre que no estaba de acuerdo con el nuevo patrón, que él tenía mucha experiencia y había trabajado para ese puesto.

La rebeldía no cayó bien y empezó la guerra. El cuerpo de Tatú apareció metido en bolsas el 11 de septiembre del año pasado, dos días después de ser asesinado. El cuerpo fue un mensaje para toda la estructura criminal: el que no estaba con Machete correría la misma suerte.

El gran problema entre la banda de Los Pesebreros no era que le desobedecieran a Machete, era que desobedecerle a él era no estar alineados con las órdenes que Carlos Pesebre daba por interpuesta persona desde la cárcel de Itagüí. Desde siempre se ha tenido como regla de La Oficina que quien es, nunca dejar de pertenecer y que la vieja guardia, como se hacen llamar los antiguos capos, se respeta.

Ahora bien, lo más extraño de todo este caso, de esta guerra que en Robledo ha cobrado la vida en las últimas semanas de ocho personas, es que un hombre que negocia la paz con el Gobierno esté dando órdenes que terminan en espirales de guerra.

¿Está el Gobierno haciendo seguimiento de que los negociadores que representan a los criminales, quienes antes ostentaban el título de capos, sí estén entregados a la legalidad?

Por ahora, las zonas donde opera esta organización delincuencial y algunos sectores vecinos están en la zozobra de lo que pueda ocurrir en esta organización como en los barrios más cercanos a esta comuna del noroccidente, donde se han presentado algunas complicaciones de orden público.

Las dos guerras

Los picos de recrudecimiento de la violencia en la comuna 7 tienen como la hora cero el 9 de septiembre de 2022 en horas de la mañana, cuando en una curva del barrio Castropol, en El Poblado, encontraron un cadáver de grandes dimensiones envuelto en bolsas y sábanas. Como ya se dijo, se trataba de alias Tatú, uno de los señalados cabecillas del grupo criminal Robledo, y quien se encontraba en libertad desde 22 de mayo del año pasado.

Con su muerte, luego de un encuentro que se habría registrado en una vivienda de la comuna 9 (Buenos Aires), en un aparente ajuste de cuentas dentro de esta organización delincuencial, se comenzó a tensar el ambiente en las comunas 5 (Castilla), 7 (Robledo) y 13 (San Javier), aunque el incremento de los homicidios no ocurrió inmediatamente.

De hecho, según los registros del Sistema de Información para la Seguridad y la Convivencia (Sisc), entre el 11 de septiembre, que se confirmó la muerte de Tatú, y el 29 de noviembre se presentaron tres asesinatos en la comuna 7, siete en la 13 y tres en la cinco, teniendo en cuenta que en estas otras dos comunas operan otras bandas criminales.

Pero el último día de noviembre comenzó una oleada de violencia que hizo recordar a las épocas más violentas de la ciudad en los últimos 15 años, dejando ocho asesinados en un solo día.

La muerte de Tatú no se quedó simplemente en una venganza, muerto Tatú quedaron al garete muchos negocios ilícitos de la comuna 7, y como si se tratara de sangre en un estanque lleno de tiburones, los criminales quisieron quedarse con esa plata fácil a fuego. Así inició una división dentro de esta organización que desembocó en balaceras todas las noches y muertos de lado y lado en esta comuna durante 21 días. Con un episodio importante: una división en los barrios Aures 1 y 2.

A quienes responsabilizaron de esta racha de violencia fue a Luis Aníbal García Gómez, alias Maicol, y alias Machete. Las versiones de inteligencia señalaron que cuando intentaron expulsar a alias Maicol de la organización por la inconformidad que tenía por la muerte de Tatú, a quien consideraba como uno de sus grandes amigos, decidió entrar en confrontación con Machete, debido a que este reclamaba los territorios que le pertenecían a Tatú, argumentando que le habían sido entregados por el mismísimo Carlos Pesebre, “el apá” de todos, el mandamás.

La manzana de la discordia que dio pie a la guerra de fin de año, que dejó a 14 personas asesinadas, fue cuando Maicol y quienes estaban a su cargo intentaron extorsionar a los buses de La Huerta y La Campiña, territorio que estaría controlado históricamente por Machete.

De hecho, en este sector se centralizó el conflicto que el 21 de diciembre, luego de una reunión en la cárcel La Tramacúa, de Valledupar, se habría ordenado la finalización de la disputa en esta zona y con ello se acabó la racha de asesinatos en estas zonas de Medellín.

En medio de este proceso, se conoció una carta, el 28 de diciembre del año pasado, en el cual se estaría firmando una pacificación en esta comuna, después de un diciembre lleno de sangre y fuego. Incluso se hacía mención a que en el acuerdo habrían participado Carlos Pesebre, Machete y Maicol.

Pero luego de este pronunciamiento, Machete emitió un pronunciamiento, con su propia firma, donde desmentía tal pronunciamiento y que, incluso, desmentía su participación en este proceso de pacificación, el cual desmintieron las cifras posteriores.

Además, se aventuró a decir que no formaba parte de ninguna estructura delincuencial y que “ese oficio es falso en su contenido y firma, y esto me hace un gran daño por el proceso en el cual me estoy defendiendo”.

Actualmente es judicializado por cuatro homicidios y una tentativa cometidos en la comuna 13 entre 2010 y 2018 y purga una condena de 37 meses por el delito de extorsión.

Otra vez figura alias Maicol

Esta pacificación duró nueve meses, en los cuales las muertes en la comuna 7 y las zonas cercanas de las comunas 5 y 13 registraron homicidios de manera aislada y, en muchos casos, vinculados con la intolerancia. Tanto así que en Robledo, hasta el 8 de septiembre, se contabilizaban 13 asesinatos, 10 menos que para la misma fecha de 2022.

Pero otra vez alias Maicol aparece en escena, aunque esta vez como víctima indirecta, ya que en la noche de este viernes hombres armados dispararon en contra de su hermano Diego Alexánder García Gómez, alias Dieguito, y José Alberto Aguirre Valencia, alias Gokú, provocándole la muerte a ambos.

A partir de estas dos muertes se presentaron otros cinco asesinatos desde entonces en esta comuna, además de uno registrado en una vereda de San Cristóbal, que es vecina a Aures, el epicentro de esta nueva racha de asesinatos.

Aunque las autoridades no se han aventurado, de momento, a afirmar que todos los casos se deban a una confrontación en estas comunas, algunos conocedores del conflicto armado se aventuran a afirmar que existen tensiones dentro de esta organización criminal, lo que habría llevado al asesinato de Dieguito y las posteriores represalias.

Pero la tensión, como en cualquier tragedia griega, se debe a que el papá, es decir Carlos Pesebre, tiene un favorito y se trata de Machete, un advenedizo, un hombre que tenía por encima algunos “hermanos mayores” que querían quedarse con el botín más gordo de la extorsión y el microtráfico. ¿Las autoridades piensan hacer una purga en la mesa de paz? ¿Cómo garantizar que el crimen no se perpetúe?

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