Con más de 260 reportadas, Colombia posee otra riqueza poco explorada y protegida: las cavernas, ese mundo subterráneo que depende de aportes externos para funcionar.
25 de esos espacios, unos más grandes que otros, pero cada uno reconocido en su región, son descritos en el libro Cavernas de Colombia, de Villegas Editores.
Una obra posible gracias al espeleólogo y explorador Juan Carlos Higuera, que estuvo en cada una de ellas explorándolas y tomándoles fotografías que acompañan el documento que revela esa parte poco conocida del país.
“Los espeleólogos —esos arrojados exploradores del inframundo— armados de cuerdas y linternas, apoyados en sensibles aparatos, confiados en sus destrezas e impulsados por la pasión, se descuelgan a ver con qué se topan. Es un trabajo que encierra riesgos. Lanzarse a las entrañas de estas cavidades, colarse por sus estrecheces, tiene costos, a veces en términos de la vida misma”, explica la Editorial.
En estas expediciones hasta a 130 metros de profundidad se encontraron diversos animales, como una luciérnaga de las cavernas o un gusano que fabrica telarañas verticales donde atrapa otros insectos para alimentarse.
Pero no es lo único que se encontró. En una de estas grutas, en la caverna de La Tronera estuvo un perezoso gigante, un megaterio que vivió hace 12.000 años, medía hasta 5 metros y pesaba alrededor de 2 toneladas.
“En las exploraciones y la elaboración de este libro expuse mi vida muchas veces y en más de una pensé que jamás volvería a ver el sol. Pero la vida me dio insumos para regresar y, como en el mito de la caverna, para salir a contarlo”, relató Higuera.