Entre el jueves y el viernes, la Ciénaga Grande de Santa Marta se convirtió en un cementerio de peces. Miles de especies aún flotan sobre las aguas de este ecosistema, específicamente en el sector de Caño Grande, municipio de Sitionuevo, en Magdalena.
Según le dijo al periódico El Heraldo Alfredo Martínez, subgerente de la Corporación Autónoma Regional del Magdalena, la mortandad se dio por la falta de oxígeno, que resultó del movimiento (lavado) de aguas estancadas por las lluvias de los últimos días.
No obstante, voceros de Parques Nacionales le advirtieron a EL COLOMBIANO que el desastre ambiental pudo originarse por la falta de mantenimiento y dragado a los caños que surten de agua dulce, y que se encuentran bloqueados por sedimentos del río Magdalena.
El senador Honorio Henríquez, del Centro Democrático, denunció que la ciénaga está gravemente afectada por los diques construidos en humedales, los incendios del bosque de manglar, la erosión costera y la contaminación orgánica, situación sobre la que él mismo llamó la atención hace meses, advirtiendo que “de no tomar medidas, estamos ad portas de una crisis social y ambiental”.
En marzo de 2015 fue filtrado un informe de Parques Nacionales Naturales que revelaba el preocupante estado de degradación del lugar, declarado como Reserva de la Biósfera por parte de la Unesco y en cuyos alrededores habitan unas 20.000 personas.
De acuerdo con el informe, en hectáreas aledañas al humedal se estaban construyendo diques de manera ilegal. El caso llegó a instancias de la Unidad de Delitos Ambientales de la Fiscalía de Barranquilla y la Defensoría del Pueblo admitió en ese entonces que había recibido denuncias sobre la construcción de diques (alcanzaron a ejecutar 17 kilómetros) en predios supuestamente protegidos por Parques Nacionales. Ese mismo mes, el Ministerio de Ambiente se comprometió a hacer monitoreo permanente.