Refugiados de Asia y África llegan a Capurganá para tratar de cruzar el tapón del Darién y seguir su ruta hasta Norteamérica.
Un helicóptero de la Fuerza Aérea colombiana aterriza en Capurganá durante un operativo conjunto con la Armada y la Policía para capturar a los refugiados que tratan de huir hacia la selva. Foto: Esteban Vanegas
Capurganá es un pueblo que vive del turismo, pero por su cercanía con Panamá y su zona selvática es un punto de paso de los migrantes que caminan desde allí para atravesar el tapón del Darién. Foto: Esteban Vanegas
El fuerte oleaje que llega a las costas de la región obliga a los coyotes a abandonar a los refugiados a decenas de metros de la orilla, muchos de ellos con niños a bordo, sin chaleco salvavidas y sin saber nadar. Foto: Esteban Vanegas
Un grupo de 15 jóvenes de Nepal fueron capturados por la Policía y son llevados por la Armada y Migración Colombia hasta Turbo, donde luego fueron liberados, según ellos, después de cobrarles entre 20 y 30 dólares. Foto: Esteban Vanegas
Un grupo de 15 jóvenes de Nepal fueron capturados por la Policía y son llevados por la Armada y Migración Colombia hasta Turbo, donde luego fueron liberados, según ellos, después de cobrarles entre 20 y 30 dólares. Foto: Esteban Vanegas
Algunos de los refugiados hacen varios intentos por cruzar la selva del Daríen, pagando a los coyotes por el transporte y según ellos a las autoridades para ser liberados luego de cada captura. Foto: Esteban Vanegas
Viajan con pocas pertenencias, algunas de las cuales deben dejar abandonadas en las playas y la selva cuando ocurren los operativos y huyen hacia la selva. Foto: Esteban Vanegas
Desde las montañas del Darién se camina entre seis y nueve días para cruzar hasta Panamá, tratando de huir del ejército de ese país que patrulla la zona. Foto: Esteban Vanegas
Los testimonios de los refugiados que han intentado cruzar varias veces, es que en la selva sufren de hambre y son atacados por el ejército panameño, por grupos ilegales y por los mismos coyotes en algunas oportunidades. Foto: Esteban Vanegas
Los migrantes de Asia y África dicen temer mucho a los animales de la selva porque no los conocen, la mayoría expresa que las arañas por su picadura venenosa y los mosquitos por la transmisión de enfermedades como la malaria son su mayor miedo. Foto: Esteban Vanegas
Los hitos internacionales de frontera entre Colombia y Panamá son el referente que quieren cruzar todos los refugiados, desde allí pierden todo contacto con poblaciones y están solos en la selva panameña por varios días. Foto: Esteban Vanegas
Los caminos que cruzan son de gran dificultad por los valles que forman la cordillera del Tapón, en época de lluvias la dificultad se incrementa por la creciente de los ríos y lo pantanoso del terreno. Foto: Esteban Vanegas
El fuerte oleaje que llega a las costas de la región obliga a los coyotes a abandonar a los refugiados a decenas de metros de la orilla, muchos de ellos con niños a bordo, sin chaleco salvavidas y sin saber nadar. Foto: Esteban Vanegas
La Isla de Narza (Narcisa Navas en honor a una de las pioneras de Capurganá) es el punto de referencia cuando los migrantes son trasladados en lanchas durante la noche, maniobra muy peligrosa que ha ocasionado el hundimiento de algunas embarcaciones y la muerte de refugiados por ahogamiento. Foto: Esteban Vanegas
La llegada de las lanchas en la noche se incrementa debido a los operativos de las Fuerzas Armadas durante el día. Así evitan las capturas pero ponen en riesgo la vida de los refugiados que no saben nadar y deben llegar a la orilla. Foto: Esteban Vanegas
Ibrahim Muctar Jalloh de Sierra Leona lleva varios meses en Capurganá. Su única forma de comunicarse con la familia es a través de redes sociales en su celular. Pasó varios meses detenido en un campo de refugiados en Panamá donde según él tuvo que cortarse el brazo izquierdo para que lo dejaran salir. Foto: Esteban Vanegas
La llegada de las lanchas en la noche se incrementa debido a los operativos de las Fuerzas Armadas durante el día. Así evitan las capturas pero ponen en riesgo la vida de los refugiados que no saben nadar y deben llegar a la orilla. Foto: Esteban Vanegas
Algunos de los refugiados hacen varios intentos por cruzar la selva del Daríen, pagando a los coyotes por el transporte y según ellos a las autoridades para ser liberados luego de cada captura. Foto: Esteban Vanegas
Los testimonios de los refugiados que han intentado cruzar varias veces, es que en la selva sufren de hambre y son atacados por el ejército panameño, por grupos ilegales y por los mismos coyotes en algunas oportunidades. Foto: Esteban Vanegas
Algunos de los refugiados hacen varios intentos por cruzar la selva del Daríen, pagando a los coyotes por el transporte y según ellos a las autoridades para ser liberados luego de cada captura. Foto: Esteban Vanegas