Modificaciones a la capacidad y alcance del proyecto, unas mayores cantidades de obras, el incremento de precios de insumos como el acero, varias olas invernales, retrasos asociados a conflictos laborales que desataron una huelga y hasta una menor productividad del contratista.
Estos son los principales aspectos a los que atribuye la Refinería de Cartagena (Reficar) los incrementos en inversión y cronograma de ejecución de las obras del nuevo complejo de refinación que comenzó a destilar derivados del crudo desde inicios de noviembre pasado, en Mamonal, zona industrial al suroccidente de Cartagena.
“Las causas de las variaciones no siempre son “sobrecostos”, aseveró la filial de Ecopetrol en un comunicado con el que salió al paso del reporte de la Contraloría General de la República (CGR) revelado el lunes pasado, que habla de “una verdadera feria de adiciones a contratos” (ver gráfico).
“El 18 por ciento de los contratos, más de 440, presentaron incrementos superiores al ciento por ciento”, advierte el ente de control al considerar injustificado que el presupuesto inicial de 3.993 millones de dólares, en 2009, haya culminado en 8.015 millones en septiembre de 2015.
Pero Reficar señala que ha presentado a tiempo a la CGR los cambios en el proyecto y que desde 2008 se han realizado siete auditorías regulares y dos especiales. Solo para la ejecutada el año pasado, respondió 530 requerimientos.
Frente a los sobrecostos de la refinería, en entrevista reciente con EL COLOMBIANO, el presidente de Reficar, Reyes Reinoso Yánez, respondió que el proyecto tuvo cambios en su vocación: “porque se agregaron más cosas que, en todo caso, eran necesarias para responder adecuadamente al mercado y tener una refinería más productiva y eficiente”.
En todo caso, ayer la Contraloría instaló una nueva auditoría a Reficar para comprobar inconsistencias en la construcción de una planta que, por demás, es la fábrica más grande del país y se espera aporte el 0,8 por ciento del crecimiento de la economía nacional en 2016.