No solo el contrabando, la adulteración y la falsificación de medicamentos figuran entre las preocupaciones de los droguistas colombianos, quienes hacen un llamado de atención a las autoridades para que ejerzan un mayor control que obligue a la formalización de las farmacias, pues lo que está en juego no es un negocio: es la salud.
Así lo explica la directora Ejecutiva de la Asociación Colombiana de Droguistas Detallistas (Asocoldro), Alba Rocío Rueda Gómez, quien representa a más de 6.200 farmacias y droguerías que generan unos 85 mil puestos de trabajo en el país.
¿De qué magnitud es el fenómeno de la informalidad que se refleja en lo que usted llama farmacias de garaje?
“Hay situaciones de contrabando que se observan en las supuestas droguerías, las de garaje, cuya apertura ha sido permitida por los gobiernos locales, sin que pase nada y aun sabiendo que facilitan la adulteración y la falsificación. El fenómeno es alto porque el contrabando es muchísimo, lo que se evidencia en los constantes reportes de las autoridades sobre incautaciones y aprehensiones. Un registro señala que entre 2005 y 2010 esto superó el 80 por ciento”.
¿Qué fórmula propone Asocoldro para frenar esto?
“Este es un problema que le compete a las autoridades que son las que tienen las facultades para incautar y sancionar, pero también pasa por las empresas de mensajería que pueden denunciar. La fórmula la debemos ejecutar todos porque finalmente se trata de productos para la ingesta de las personas y lo que está en riesgo es la salud”.
¿Qué otros aspectos inquietan a los droguistas?
“Nos angustia que las autoridades, en particular las Secretarías de Salud, exigen lo que no está en las normas y es algo que hemos planteado en distintos escenarios. Lo ideal es que haya una lista de chequeo única, para que el asunto no esté sujeto al arbitrio del auditor de turno, para que las reglas de juego sean claras para todos”.
¿Qué iniciativas impulsa el gremio para apoyar la formalización de las farmacias?
“Por tradición la gente tiene más confianza en el droguista del barrio que en el médico y por eso uno de nuestros afanes es que el droguista aprenda, se tecnifique, estudie y sepa para qué sirven los principios activos de los medicamentos, es decir que queremos gente profesional, pues es el droguista quien finalmente tiene al paciente de frente, pero los médicos deberían gastarle 10 minutos al paciente para orientarlo”.
¿Qué percepción tiene del sistema de salud?
“Es un sistema que apunta a disminuir costos y para las patologías que registra el paciente hay una prescripción médica sin que se establezca la causa. Pensaría que el sistema gastaría menos si se establece la causa de la enfermedad, porque de esa forma los tratamientos serían más efectivos”.