Según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), durante el año pasado las ventas del país llegaron a los 39.501,7 millones de dólares, que representaron una caída del 5,7 % en comparación con 2018. El país, desde 2016, venía mostrando signos de mejoría, pero las coyunturas externas –como la guerra comercial entre China y Estados Unidos– siguen pesado y la autonomía de la economía local se ve diezmada.
En ese sentido han sido varias las iniciativas para buscar más y mejores salidas a la exportación de bienes y servicios, como el comercio electrónico. Para hacerse a una idea de cuán importante puede ser este canal para mejorar las oportunidades de exportación colombiana bastaría con ver que su penetración empieza a ganar representatividad.
Para Victoria Virviescas consultora digital y expresidenta de la Cámara de Comercio Electrónico, en momentos en los que las exportaciones caen los canales digitales son una solución, “de acuerdo con el último estudio de We are social hootsuite 2020, el potencial en el mundo de usuarios de internet supera los 4.500 billones, lo cual corresponde a una penetración del 59 % de 7.750 millones de habitantes y, según Statista Research Analysis, los internautas realizan 50 compras al año”.
Colombia no se aleja de ese cambio: según el Reporte e-commerce de 2019, en el país las transacciones digitales representan 6.000 millones de dólares –todavía lejos de los 18.000 millones de México o los 28.000 millones de Brasil–, pero se espera crezca 20 % hacia 2021.
Javier Díaz, presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), destaca que el hecho de que el comercio electrónico elimine intermediarios relacionados al costo operativo puede ser una ayuda significativa para que más empresarios se animen a exportar, pues además aumenta la productividad y ataca un problema importante: reducir los tiempos de exportación (ver Paréntesis).