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Dualidad china se vive en las calles de Medellín

El comercio formal a bajo costo, el contrabando y la usurpación de marcas seducen a los compradores.

  • Dualidad china se vive en las calles de Medellín
  • Ciudadanos llegan al centro no solo buscando buen precio sino también calidad de productos importados y extranjeros. FOTOS edwin bustamante
    Ciudadanos llegan al centro no solo buscando buen precio sino también calidad de productos importados y extranjeros. FOTOS edwin bustamante
  • Dualidad china se vive en las calles de Medellín
Dualidad china se vive en las calles de Medellín
22 de marzo de 2019
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Pasar por El Hueco es la definición de la dualidad del yin y el yang: entre luz y sombra conviven la formalidad y la informalidad, el comercio de productos nacionales e importados legalmente que compiten por el consumidor a bajo precio, al lado de estaciones callejeras de productos que no están exentos de incluir contrabando o que usurpan marcas con prestigio local e internacional.

Incluso, algunas vitrinas de los centros comerciales allí reconocidos comparten modelos de ropa Nike, que nunca han estado en un catálogo de esa compañía, con confecciones locales de ropa deportiva. En la calle y en los establecimientos de Guayaquil se disputan al comprador, que al ser seducido por la reputación que genera una marca entrega poco dinero por un producto.

Pese a esto, China también ha mostrado ser más que falsificación y contrabando. Y en Colombia las cifras demuestran que hay inversión directa, incipiente, pero que crece y existe una transacción de productos que va en aumento (ver Paréntesis).

Mientras en el 2000, el segundo país en Colombia del que más se importaban productos era Venezuela, con el 8,1 % de participación, a cierre del año pasado ese lugar lo ocupaba China con un aporte de 20,9 %; pisándole los talones a Estados Unidos, el primer socio para comprar en este periodo: en el cambio de milenio con 33,14 %, y el último año 25,21 %, según las cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane).

Antioquia no es ajena a esta realidad, y en 2018 las compras se dividieron entre las dos potencias hoy en disputa global: China, 22,82 %, y Estados Unidos, 22,6 %.

Mauricio Escobar, gerente de Escobar Consultores y experto en comercio internacional, reseña que “en comparación con hace al menos una década, hoy se ve el proceso de pérdida de miedo de los empresarios de Colombia que se han dado cuenta de que hay empresas cumplidoras”.

Es por eso que han surgido iniciativas como Cómprelo en China, que se ha tomado nueve años para perfeccionar el relacionamiento con este país, con una tabla militar que sirve para “ser los ojos en Asia de los clientes y darles una seguridad de que lo que están comprando es lo que se va a recibir”, aseguró Daniel Molina, uno de sus socios.

Se compara el capital suscrito de la compañía asiática con el pagado, se comprueba el respaldo económico y que las cuentas de bancos en las que se consigna el dinero por los productos correspondan a la empresa y no a terceros. Se hacen visitas en las fábricas para comprobar su capacidad instalada, los permisos, y el trato digno a sus trabajadores, entre otros aspectos.

Así, apostarle a productos de origen chino implica competitividad, por su menor precio final “el mundo pasó de ser redondo a plano”, dijo Molina, y aunque parezca una locura, esto solo implica que la competencia por el mercado perdió las fronteras y las empresas se enfrentan uno a uno sin importar la geografía.

La cosa es sencilla con la mirada de Molina: en vez de grandes fábricas se requiere un buen contador, un excelente diseñador y un hábil manejador de redes sociales para triunfar.

Cómprelo en China comprueba con creces que el aterrizaje asiático llegó para quedarse. En sus cifras el crecimiento es a doble dígito desde su nacimiento y tiene oficinas en 7 países.

Un linaje en el comercio

Carolina Ramírez es de la segunda generación de una familia antioqueña que visita con regularidad China para traer productos a bajo costo que sean atractivos para distribuir, el 85 % de las ventas son al por mayor y todo lo que vende es importado.

El negocio lo inició su papá, Alberto Ramírez, que hoy tiene 57 años, Carolina con solo 27 y sus otras dos hermanas también comercian productos de este origen. Por eso, sin miedo a equivocarse, asegura que “muchos de los empresarios del centro se han formalizado (...) Para crecer de verdad uno no puede estarse escondiendo, hay que tener todos los papeles en regla”.

Y aunque parezca mentira, los comerciantes de productos chinos también sufren por el precio. Según cuenta Ramírez, el contrabando es un monstruo que ataca a todos quienes trabajan en el marco de la legalidad; así como los remates que realizan empresas que al quedarse con mercancía prácticamente regalan el producto.

Cuenta Jairo Bernal, líder gremial de comerciantes, creador de Asoguayaquil hoy portavoz de Centro Unido, que China es el país de los amores y los odios, pero en la historia del empuje comercial en otro momento lo fueron territorios como San Andrés, Maicao, Panamá, Corea del Sur y Taiwán; ese país llegó como consecuencia de empresarios inquietos que buscando eficiencias llegaron hasta el origen.

Eso es lo que según él no han entendido las autoridades colombianas, aunque reconoce que el estigma de los comerciantes del centro se generó con causas probadas, desde Centro Unido se busca dar la vuelta a esta realidad.

“Nos juzgan porque somos una clase emergente, necesitada que viene del campo, del oriente antioqueño (...) y vendiendo cositas es como la gente empieza a sobrevivir”, dijo Bernal, quién reseñó que “lo más valioso de este cuento es el origen y el talento de las personas”; sobre lo tributario, exclamó ¡es algo que los empresarios han aprendido a golpes, a punta de garrote!

Y cómo no, si según la directora seccional de Aduanas, Claudia Gaviria, hay golpes que se siguen dando primordialmente en este sector.

De hecho el año pasado el 80 % de la mercancía que se aprehendió por la autoridad era de origen chino con 4.814 casos, con un avalúo comercial de 48 mil millones de pesos, de un total de 5.996 procesos por 63 mil millones.

En lo corrido de 2019, van 684 aprehensiones, de las cuales 499 tienen como origen este país y aportan 13 mil millones de pesos al total del avalúo comercial de la mercancía de 20 mil millones de pesos. Y por esta vía se están buscando desarticular estructuras ilegales que incluyen en su negocio lavado de activos.

Otra es la visión que tiene la Policía Fiscal y Aduanera que registra el 2018 como uno de control efectivo, con solo 151 millones en aprehensiones chinas, frente a un 2017 de 34.342 millones. La diferencia en parte radica en que a las estructuras les toma un tiempo para reorganizarse o en crear nuevos tentáculos.

Pese a que este fantasma persiga al sector, Juan Pablo Giraldo, presidente de junta de Centro Unido insiste que la organización lucha por la formalidad para “transformar el sector de Guayaquil” y competir con marca, precio y valor agregado. La tarea es fácil, pero hoy cuenta con 3.520 agremiados (entre bodegas, oficinas y locales comerciales) .

$20
mil millones es lo que estima la Dian en aprehensiones de productos chinos en este año.
Infográfico
22,8 %
participaron las importaciones chinas en Antioquia en 2018: Dane.

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