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Lea este nombre y memorícelo que, seguro, lo seguirá escuchando en Colombia y el mundo. Juan David Aristizábal es un joven de 29 años, nacido en Pereira (Risaralda) y quien se convirtió en copresidente del Foro Económico Mundial en Davos (Suiza), al cumplir el papel, junto a otros seis jóvenes en la reunión anual más importante del año.
¿Por qué? Encontró en la educación el camino para nuevas rutas de desarrollo y emprendimiento social, con herramientas que le han permitido a las comunidades con las que ha trabajado superar las desigualdades o, por lo menos, trazar una hoja de ruta para hacerlo.
Invitado por el fundador del FEM, Klaus Schwab, asistió a la asamblea anual, contó sus experiencia y le envió al mundo su mensaje. Desde Davos atendió a EL COLOMBIANO.
¿Cómo llega a Davos?
“Con Manuel Restrepo, Estefanía Grajales y muchos más llevamos 10 años dedicados a esto: cómo lograr que jóvenes adquieran las habilidades que se necesitan en el siglo XXI. Les hemos ayudado a que se entrenen a sí mismos. Llevamos mucho tiempo pensando en qué hacer para cambiar el sistema y que los jóvenes puedan aprender”.
¿Cuáles son las tareas que planteó en el Foro?
“Les expliqué porqué en una conversación sobre revolución 4.0 debe estar involucrada la educación: los sistemas educativos, no solo en Colombia o América Latina, sino en el mundo, están fallando”.
¿Por qué lo plantea?
“Una forma de verlo es porque los jóvenes no están aprendiendo lo que necesitan. Por otro lado, el desempleo juvenil es muy alto a nivel mundial, pues son 70 millones los que están desempleados; en Colombia son tres millones, pero cada mes en el mundo se están graduando del colegio 10 millones, ¿dónde se están empleando?”.
¿Cuál es el análisis?
“El sistema no está funcionando, hay un montón de trabajo que puede ser reemplazado por máquinas y la pregunta es qué está haciendo el sistema educativo para preparar a la gente. Hay ejemplos de lo que estamos haciendo los emprendedores sociales en América Latina o Asia, y llegamos a una conclusión: hay que dejar de hablar de educación y empezar a hablar de aprendizaje”.
¿Cómo se cambia el chip?
“Lo primero es que los actores más importantes no están involucrados en la discusión: niños, jóvenes y los adultos, incluso quienes están retirados, que necesitan aprender nuevas habilidades.
Lo segundo, se necesitan nuevas formas de aprender –es en lo que menos investigación hay y también se debe enseñar, para saber cómo aprendemos–. Se necesita que los jóvenes no olviden lo que aprenden, pero les encanta ver Youtube. Hay que pensar en que por ahí se puede producir contenido.
La gente está aprendiendo y consumiendo de maneras diferentes, tenemos que adaptarnos. Hay que vincular la vida diaria al sistema educativo, y eso significa que los colegios deben tener mentores, más talleres para resolver problemas; pero como las habilidades que se deben aprender son particulares, debemos trabajar con entretenimiento, tecnología, baile, ejercicio para el aprendizaje”.
¿Cuál es su llamado?
“Hay muchas personas que están fuera del sistema, sin trabajar, sin educación de calidad y uno puede estar hablando de Cuarta Revolución Industrial o que se abrió un centro de innovación en Medellín, pero las preguntas son: ¿a quién beneficia?, ¿quiénes están preparados para esto? Como emprendedor social estoy tratando de solucionar estos problemas, pero necesitamos que empresarios y gobierno impulsen cambios”.
¿Cuáles son las habilidades que requieren los jóvenes para conseguir trabajo?
“Más que para que encuentren trabajo son habilidades para tener una vida tranquila, feliz, porque no todo en la vida es el trabajo.
Hay muchos jóvenes que quieren emprender. Entonces uno se pregunta: ¿cuáles son las habilidades que necesitamos? Además de las técnicas, aprender a comunicarnos, sentir al otro (empatía), resolver problemas y conflictos, y de una manera creativa, además hay que aprender a aprender”.
¿Cuál es la responsabilidad de las empresas?
“Deben involucrarse más en el sector educativo. Generar innovación siendo mentores, y no esperar a que lo jóvenes lleguen a la universidad. Hay que ir a los colegios; también, pagarles a los jóvenes, porque las prácticas profesionales no se pueden convertir en la esclavitud del siglo XXI”.
¿Y los jóvenes?
“No se pueden quedar esperando que el sistema educativo tradicional los entrene en esas habilidades. Lo que hacemos desde Loz Zúper, lo que hemos hecho con Buena Nota y Todos por la educación es entrenar a esos jóvenes en estas habilidades”.
¿Cuáles son las claves para mejorar la educación?
“Deberíamos preguntarnos si cada peso que se invierte se traduce en aprendizaje, ¿cómo garantizar la calidad?, ¿qué significa calidad?, ¿están aprendiendo las habilidades que se necesitan?
Necesitamos nuevas herramientas. La regulación no permite que se innove en procesos educativos. La regulación y la innovación van por lados distintos en el sistema actual. Imitemos lo que pasa en otros países, que los jóvenes trabajan desde su último año porque se forman no por necesidad” (ver Radiografía).
¿Y a los emprendedores, qué claves les daría?
“Tenemos que aprender a probar lo que queremos hacer, a fracasar, y a comunicar. Hay quienes tienen buenas ideas, pero no saben contarlas. Si se cumplen esas claves se puede lograr movilizar a otra gente para que las cosas pasen”.