Hay una inquietud que los empresarios paisas le plantearon al ministro de Trabajo, Luis Eduardo Garzón, en su reciente visita a Medellín respecto a la aparición de una suerte de cartelización de incapacidades que impacta los costos laborales y aumenta la tasa de desempleo.
Precisamente, en la reunión sostenida con el Comité Intergremial de Antioquia, el ministro Garzón dijo que a su cartera ministerial no le corresponde directamente el tema. “Lo cierto es que cuando teníamos tres días de incapacidad que debían pagar los empresarios, la tasa de incapacidad subió un 24 por ciento, cuando lo bajamos a dos días también bajó la tasa y ahora lo bajamos a uno, donde queda claro que el trabajador no tiene que pagar, pero esperamos que esto no se utilice para inmunidad e impunidad”.
La realidad es diferente para el caso de Manpower, que como empresa que genera soluciones de empleo temporal, tiene otro punto de vista frente a la realidad. Juan David Tous, gerente de comunicaciones de la compañía, manifestó que además de que los empresarios tienen temores para generar más empleo por el tema tributario, “hay dificultades con sus trabajadores en salud, donde la protección reforzada no está siendo bien manejada, incluso hay carteles de las incapacidades y situaciones anómalas que se presentan”.
¿Qué hacen los trabajadores que no tienen corazón? Le dicen al empleador estoy enfermo y se amangualan con médicos y hasta abogados para mantener incapacidades altas en el tiempo, donde la misma ley no dice con claridad qué es lo que pasa después de los 180 días de incapacidad. “Hay jueces que están ordenando reintegrar a personas que fueron despedidas de sus trabajos por enfermedades como un juanete o un uñero. Todo es vía tutela”, agregó Tous.
Lo que están detectando las empresas de trabajo temporal es que hay personas que hacen algo mal hecho en su labor y se hacen incapacitar para que no los echen. Esa maniobra la usan algunos empleados indelicados, pero hay otros que también usan esta figura para quedarse perpetuados en el trabajo, sin tener que rendir porque están protegidos por una incapacidad.
“Supimos de un empleado que demandó a una empresa para que lo reintegraran y el juez falló a favor de él, pero la persona no llegó nunca a la empresa porque cuando fueron a ver qué era lo que estaba pasando, se dieron cuenta de que esa persona estaba incapacitada, pero por otra empresa”, puntualizó Tous.