Por medio de un comunicado, Mercadeo y Moda S.A.S, la firma que opera desde hace más de 10 años las tiendas MNG (Mango) en Colombia, anunció que dio inicio al cierre de las sedes que tiene en Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla.
“Esta decisión responde al incumplimiento del contrato y a la falta de garantías por parte de la casa matriz en España, así como a la competencia desleal de la que Mercadeo y Moda S.A.S ha sido víctima durante los últimos meses, lo que lleva a esta compañía a anunciar el desmonte de sus 8 tiendas y sus 4 outlets en todo el país”, indicó la empresa que es propiedad del Grupo Uribe, reconocido en el sector textil por comercializar marcas como Chevignon, Americanino, Esprit, Rifle y Naf Naf.
De acuerdo con el comunicado, la primera tienda en ser cerrada fue la de Unicentro Bogotá y en menos de un mes todas las otras sedes de MNG en Colombia dejarán de operar.
En Medellín, Mango tiene dos tiendas en El Poblado (centro comercial Santa Fe y en El Tesoro) y además cuenta con un outlet en las inmediaciones del Centro Empresarial Olaya Herrera.
¿Guerra comercial?
La salida del Grupo Uribe de la operación de la marca Mango en Colombia, tiene otro actor clave y es el holding panameño Wisa, propietario de la Riviera y a quien la casa matriz española propietaria de MNG le entregó la asignación de la distribución en el país.
“Paralelamente se conoció un plan que surgió desde España tendiente a que se fueran marchitando las tiendas del Grupo Uribe donde se ha venido expandiendo la representación de Mango en Colombia”, señaló el abogado Néstor Humberto Martínez, defensor de los derechos de la empresa Mercadeo y Moda, en diálogo con BLU Radio.
De acuerdo con Martínez, un correo electrónico enviado por error de la casa matriz de MNG en España al Grupo Uribe, develó una estrategia para debilitar las tiendas operadas por el Grupo Uribe que ha llevado incluso a que La Riviera se lleve muchos de los empleados de Mango en Colombia: “parte del plan ha sido sustraernos todo el recurso humano que hemos capacitado durante más de diez años. Se han llevado supervisores de ventas, los que arreglan las vitrinas, nos han dejado sin personal. Es un típico acto de desorganización y competencia desleal que es una conducta ilícita en Colombia”, apuntó el jurista.