Las implicaciones de Colombia unirse a la Ruta de la Seda
Fue el pasado 13 de mayo cuando Colombia firmó su entrada a la Ruta de la Seda de China, un acuerdo que buscaría mayores oportunidades de inversión, cooperación tecnológica y desarrollo sostenible para ambos países.
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Se trata de la mayor estrategia de política exterior del gigante asiático. Su objetivo, a groso modo, es fortalecer las exportaciones chinas hacia mercados lejanos.
Sin embargo, ya se preveía que esta decisión le traería consecuencias a Colombia con Estados Unidos, dada la rivalidad histórica entre el territorio norteamericano y el asiático.
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Para Javier Díaz, presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), si bien este acuerdo no es vinculante, es decir, no genera como tal compromisos para Colombia, este no era el momento oportuno para firmarlo, teniendo en cuenta la guerra comercial que vive el mundo actualmente por la política arancelaria de Donald Trump.
“Este no es el momento para hacer ese tipo de anuncios. Deberíamos esperar a que la guerra comercial se calme, porque el mensaje de Estados Unidos fue muy claro: el enviado especial del Departamento de Estado de los EE. UU. para América Latina, Mauricio Claver, dijo que esta adhesión podría ser muy beneficiosa para las rosas ecuatorianas y el café centroamericano (ambos fuertes competidores de Colombia en el mercado estadounidense)”, señaló Díaz.
Desde la perspectiva de José Ignacio López, presidente de Anif, los países que se adhieren a la Ruta de la Seda pueden acceder a beneficios potenciales, especialmente en términos de inversión proveniente del gobierno chino. No obstante, advierte que también existen riesgos significativos.
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“En primer lugar, muchos de estos programas han derivado en un endeudamiento excesivo para los países participantes de la Ruta de la Seda; en segundo lugar, se ha evidenciado una falta de transparencia y varios escándalos de corrupción; y en tercer lugar, esto puede aumentar —o incluso generar— una mayor dependencia económica hacia China”, explicó.
López añadió que, considerando el actual contexto de creciente tensión geopolítica entre Estados Unidos y China, formar parte de la Ruta de la Seda podría implicar costos adicionales: “En particular, Colombia podría tensar aún más su relación con el mercado estadounidense”, concluyó.