Si algo está claro es que la inteligencia artificial (IA) es una realidad. Este avance tecnológico significará un antes y un después para la humanidad. El cambio será tan drástico que el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que la IA tendría un impacto sobre el 40% de los empleos en el mundo.
Los expertos creen que se trata de la cuarta revolución industrial. Y no es para menos, basta ver al robot Ameca, desarrollado por Engineered Arts en 2021. Esa máquina es capaz de sostener conversaciones fluidas con personas, de responder preguntas complejas e incluso de moverse e imitar gestos humanos.
Dicha tecnología da cuenta de que los mundos de Yo robot, de Alex Royas; y Hombre centenario, de Chris Columbus, están cada vez más lejos de la ciencia ficción y más cerca de convertirse en una realidad.
Parece una premisa exagerada, pero, estudios del mismísimo FMI advierten que una parte de los puestos de trabajo podrían ser complementados y otros reemplazados por la IA.
De hecho, Kristalina Georgieva, directora del FMI, expuso en su blog personal que históricamente, la automatización y la tecnología de la información han ido reemplazando las tareas rutinarias de las personas. Lo diferente en este cambio que se avecina obedece a que la IA es capaz de impactar trabajos altamente calificados.
De acuerdo con los cálculos del FMI, las economías avanzadas enfrentan mayores riesgos derivados de la IA, pero también más oportunidades para aprovechar sus beneficios, en comparación con las economías de mercados emergentes y en desarrollo.
Por ejemplo, en las economías avanzadas como Estados Unidos, cerca de 60% de los empleos se verán afectados. Sin embargo, la mitad se beneficiarían de la integración de dicha tecnología para mejorar la productividad (ver infografía).
Lo preocupante es que el 30% restante de los trabajos bajarían su demanda, lo que llevaría a salarios más bajos y a una caída en la contratación. Incluso, advierte el informe: “algunos de estos puestos de trabajo pueden desaparecer”.
En cambio, en las economías emergentes como la colombiana, se espera que 40% del mercado laboral este expuesto a la IA, mientras que en las ciudades de bajos ingresos ese indicador llegaría a ser de 26%.
Esto sugiere que los mercados emergentes enfrentarían un menor impacto, pero a su vez cuentan con menos infraestructura para aprovechar los beneficios del avance de la IA. Esa realidad podría aumentar la desigualdad económica entre los países.
Adaptación
Parte de este problema se desenvuelve en el documental La economía del futuro, de Jonathan Warne.
En este , Martin Ford, empresario de software y escritor sobre la IA, advierte que el avance tecnológico sí costará empleos en áreas de distribución. Explica que la clave está en que las personas cuenten con las aptitudes suficientes para adaptarse al nuevo mercado laboral y ocupar esos nuevos puestos laborales.
“Es una nueva era y hay que adaptarnos a ella. Las máquinas deben hacer más eficiente el trabajo humano y aumentar nuestras capacidades cognitivas, las cosas empeorarán antes de mejorar, pero a largo plazo puede haber beneficios”, dice el experto en el documental.
La advertencia coincide con la de Kristalina Georgieva, quien sostuvo la necesidad de adelantar políticas para aprovechar de manera segura “el vasto potencial” de la IA en beneficio del mundo. ¿Eso ya se está haciendo en Colombia?
Sobre ese interrogante, Jaime Mendieta, gerente de Transformación Digital de la consultora Crowe, dijo que para afrontar el cambio se debe preparar al personal para adaptar habilidades que exigirán los puestos de trabajo.
En su concepto esas políticas requieren un trabajo conjunto del Gobierno Nacional, del sector privado y de las universidades, para invertir en capacitación y programas enfocados en desarrollar habilidades tecnológicas. También es importante apoyar centros de investigación en IA y establecer alianzas con el sector empresarial para entender las necesidad de mercado laboral.
Mendieta cree las tareas manuales serán las más impactadas, como de ensamblaje, la manufactura, roles oficinistas, atención al cliente, transporte logístico. Y otras nuevos empleos se fortalecerían: como la gestión de la inteligencia artificial y analítica de datos.
Mendieta es más optimista y su apuesta obedece a que la IA no acabará con puestos de trabajo, sino que complementará las tareas para que los humanos se centren en roles creativos.
Con certeza el impacto neto todavía es incierto, pero la advertencia es clara: se necesita actuar ya. La IA avanza más y ya genera malestar en cantantes y escritores, incluso más adelante podría reemplazar a periodistas que escriben artículos como el que termino de leer.