La oferta de vivienda para alquilar en la capital antioqueña totaliza 315.727 unidades, que mueven mensualmente 232.838 millones de pesos, según el informe revelado ayer por la Lonja de Propiedad Raíz de Medellín y Antioquia.
El 34,61 %, (109.274 viviendas) son de estrato 2, y un 31,55 %, otras 99.630 se ubican en estrato 3, es decir que los inmuebles en esos segmentos concentran el 66,16 % de la oferta total (ver Informe).
Otro hallazgo del reporte señaló que el 36,2 % de los habitantes de Medellín vive en arrendamiento, porcentaje menor al observado en Bogotá (43,4 %) y Cali (42,0 %).
Según el gerente de la Lonja, Federico Estrada García, este es un mercado estable con unos indicadores que reflejan en parte el desempeño de la situación económica actual, como los incrementos en la morosidad de los pagos por parte de los arrendatarios.
Vale anotar, que en los datos de crecimiento económico del primer trimestre del año publicados por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), las actividades inmobiliarias observaron una variación de 3 %, mayor al 2,2 % del mismo periodo de 2018.
Adicionalmente, el dirigente señaló que la gestión de las empresas y agentes inmobiliarios garantizan que la inversión en finca raíz se mantenga como una buena opción económica para los dueños de los inmuebles.
En las cuentas del gremio, la rentabilidad inmobiliaria de los bienes oscila entre 8,53 % y 11,97 %, dependiendo de su destinación, o sea si es para vivienda, oficina, local comercial o bodega.
Sobre las ventas de inmuebles en el Valle de Aburrá en los primeros cinco meses del año, Estrada precisó que se han contabilizado 28.781 negocios por 8,75 billones de pesos. A su turno, las ventas de vivienda nueva suman 8.855 unidades por 2,13 billones.
“Tradicionalmente ha sido una buena inversión la compra de propiedad raíz, residencial o comercial, para negocio mediante arriendo. Por lo general, la rentabilidad es buena y se espera que el valor de la inversión se mantenga constante”, insistió Estrada.
Sin embargo, comentó que esas metas no se logran de modo automático, y que incluso hay riesgos de no alcanzar las expectativas de renta y que la inversión pierda valor, si la gestión del arrendamiento no se aborda con la experticia y la capacidad operativa adecuada.