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La historia de OmegaPro, una estafa piramidal con 1.8 millones de víctimas en el mundo

Desde octubre la plataforma no responde por los recursos que tenía que pagarle a los inversionistas. Se trataría de una estafa piramidal que deja 1,8 millones de víctimas en el mundo.

  • El indio Dilawar Singh es el fundador de la plataforma OmegaPro y del banco OmeMoney del mismo grupo. FOTO @Officialdilawarsingh
    El indio Dilawar Singh es el fundador de la plataforma OmegaPro y del banco OmeMoney del mismo grupo. FOTO @Officialdilawarsingh
25 de febrero de 2023
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A sus 58 años, Juana ya está cansada de agacharse tanto, de trabajar al sol y al agua en las faldas de las veredas de Jericó. La esperanza se le apareció el día que escuchó rumores en la cooperativa donde vende el café, hablaban de un banco que pagaba buenos intereses por inversiones mínimas —ya muchos recibían sus ganancias— y no pudo evitar ilusionarse. Le hablaron en dólares, pero ella no entendía, y le convirtieron a pesos: si metía 300.000 pesos, en 12 meses tendría 900.000; pero si daba 3 millones, le devolverían 9 millones. Ah, pero si era capaz de dar 30 millones... “Por Dios, ¿yo de dónde ese platal?”.

Los amigos le dijeron que no tuviera miedo, que prestara esos 30 millones en una cooperativa de ahorro y crédito, que los pagara de a poquito mientras le llegaba la fortuna. Fue así como se endeudó: 30 millones de pesos y puso como garantía la finca, y le entregó la plata a los vecinos que le ayudaron a consignarla en OmegaPro, el dichoso banco del milagro, porque ella ni sabe meterse a Internet.

La fantasía de todo el mundo

Heriberto es el más querido del barrio, ayuda a todo el que puede y se pone en los zapatos del otro. Es el padre de una joven promesa del ciclismo y en Amagá todo el mundo lo ve para arriba y para abajo llevando a su muchacho a competencias. Siempre ha soñado con un golpe de suerte, por eso lo han visto metido en cuanto negocio parezca que puede funcionar.

Luego de escuchar la historia de unos amigos que ya no andaban a pata voliada por el pueblo, sino que se montaban en tremendas camionetas y compraron apartamentos en Sabaneta y El Poblado, quiso un poco de toda aquella fortuna para compartir con su familia. “Cuando pregunté si OmegaPro era una pirámide me dijeron que no, que era un vehículo de inversión que hacía trading en Forex: una plataforma digital donde se negocian todas las monedas del mundo, criptomonedas y acciones las 24 horas del día. De ahí salían las ganancias”, dice Heriberto.

El esquema era relativamente sencillo, la plata invertida se triplicaba en 12 meses, y de cada persona que llevara a invertir ganaba un porcentaje. Su negocio tenía dos “piernas”, la derecha y la izquierda, en ellas iba ubicando a los inversionistas que reclutaba, por cada uno de ellos le daban el 7% y en la pierna con menos inversionistas —la más débil— le entregaban el 7% hasta el infinito; las comisiones con las que se quedaba la aplicación eran cercanas al 3% de lo que cada inversionista ganara por el reclutamiento.

“Nos explicaron que se trataba de interés compuesto y que desde el primer aporte que daban mis invitados yo vería la ganancia, el aumento del capital era inmediato, así lograban repartir tanto dinero”.

Heriberto —policía retirado— invirtió inicialmente 500 dólares, y muy rápido empezó a ver ganancias, así que para no tener que invertir más, lo que hizo fue invitar al perro y al gato. Inscribió directamente a 16 personas, entre los que se encuentra la peluquera del barrio y otro policía retirado. “La peluquera pidió un crédito en un banco para invertirlo en OmegaPro, y el policía que tenía un taller de confecciones vendió las máquinas, en total invirtió 30 millones de pesos”.

Solo por la plata que metió su excompañero, Heriberto se embolsilló casi millón y medio de pesos. Esa plata llegaba todos los lunes, tan puntual como la misa de la 6 de la mañana, como se había acordado en un comienzo.

“Con la plata que íbamos ganando salíamos a pasear, resolvíamos problemitas domésticos y nos quedaba para mecatiar, ya no se pasaban tantos trabajos y vivíamos más holgadamente. Un día le propuse a mi esposa que vendiéramos el pichirilo que tenemos, un Renault-Clio por el que me darían unos 11 millones, pero gracias a Dios mi hijo no nos dejó, salió llorando, porque sin carro no tendría cómo llevarlo a las competencias y me partió el corazón verlo así. Esa pataleta nos salvó el carrito”.

De eso tan bueno...

En su página web, OmegaPro dice que es “la plataforma de marketing número 1 del mundo para navegar por los mercados financieros globales y explorar un ramo de servicios y soluciones exquisitamente diseñados para educar, promover y guiar a la comunidad hacia el logro de la libertad financiera”.

Esta plataforma surgió en 2019, y en la pandemia se propagó como polvorín, su promesa es que los inversionistas van a encontrar recompensa, fortaleza e inspiración, en una empresa que nunca duerme, ya que sus expertos trabajan 24 horas al día, y que además es omnipresente.

La misma web dice que ya son más de 1,8 millones de miembros activos en el mundo y se comunica en varios idiomas: español, inglés, portugués, francés, japonés y coreano. La única advertencia que tienen es que no aceptan solicitudes de residentes de Estados Unidos, Canadá, Irán, países de la confederación del Golfo Pérsico y los Emiratos Árabes Unidos. “La información de este sitio no está dirigida a los residentes de ningún país o jurisdicción donde dicha distribución o uso sea contrario a las leyes o reglamentos locales”.

Para las autoridades colombianas no es claro de dónde es OmegaPro, se sabe que tiene alcance global y que ha pegado especialmente en los países más pobres.

En la presentación que en OmegaPro les hacen a sus prospectos, dicen que administran un volumen de transacciones de 6 billones de dólares diarios de trading en Forex, y 100.000 millones de dólares en criptomonedas.

El fundador principal es el indio Dilawar Singh. Sobre él, Forbes India dijo en un artículo de diciembre de 2020 que estudió deportes en Alemania, que actualmente es propietario de tres empresas del mundo del comercio, las inversiones y la banca y que tiene 12 años de experiencia en el mercadeo en red.

La plantilla principal de OmegaPro está conformada por el sueco Andreas Szakacs, quien se desempeña como CEO. En varias reseñas se dice que es propietario de un banco, pero nunca se precisa de qué entidad se trata ni se detallan los supuestos logros que tiene en el sector financiero.

El gerente para Latinoamérica es el peruano Juan Carlos Reynoso, exgerente del Banco Wells Fargo, de Estados Unidos. También se menciona al estadounidense Mike Sims, como asesor estratégico.

De todos ellos se ven fotografías y videos en redes sociales en los que invitan a las personas de más de 100 países del mundo a invertir en OmegaPro y de esa manera asegurar su libertad financiera.

Las imágenes provocan la envidia de cualquiera porque evocan viajes, riqueza, fama, comida en los mejores restaurantes del mundo, vehículos, ropa y relojes de lujo.

La promoción de la marca no queda ahí. Grandes estrellas de la farándula invitaron a incautos a participar de la plataforma: “El mundo ya cambió, la nueva economía digital llegó para quedarse. ¿Te imaginas que te diera una clave para mejorar tu economía y desarrollar tu liderazgo, trabajando juntos como equipo, y así juntos salgamos adelante? Yo soy Andrés Sandoval, actor, productor, empresario y hoy, junto a mi equipo, el efecto Omega, estamos buscando personas emprendedoras que realmente quieran crecer económicamente y así mismo mejorar su calidad de vida. Si llegaste hasta acá, quiero que seas parte de mi equipo, que te arriesgues y no le tengas miedo al éxito”.

Andrés Sandoval es un actor, que luego de años en la pantalla chica se catapultó a la fama como Juancho, en “La Reina del Flow”. El artista aprovechó su reconocimiento público para promocionar el esquema piramidal que ofrecía la compañía. En videos de un evento celebrado en Medellín, y en el que participaron unas cien personas, se ve al actor diciendo que este es el “mejor vehículo financiero para mí y lo recomiendo como una oportunidad para transformar la vida”.

Otras personalidades aparecen vinculadas a la marca, la modelo y actriz Kimberly Reyes, el Pibe Valderrama, Ronaldinho y Yeferson Cossio, entre otros, promocionaron en algún momento las inversiones en la plataforma.

Las primeras señales

Cuando OmegaPro aterrizó en Colombia no había círculo social que escapara a su promesa de plata fácil y segura. Los estados en las redes sociales se llenaron de mensajes invitando a invertir y las alarmas se encendieron.

El 18 mayo de 2021 la Superintendencia Financiera les ordenó a ocho personas naturales “suspender inmediatamente la promoción en el país de productos de la sociedad extranjera OmegaPro”. La medida implicaba a Sebastián Ortiz, Hugo Fernando Hernández, Daniel Leonardo Velásquez, Angie Vanessa Pineda, Katerine Carlozama, Harol Alfonso Alvarado, José Rolando Rodríguez y Esteban Pinto, quienes venían realizando la promoción “mediante un esquema de ‘referidos’ y, al no contar con el conocimiento ni la experiencia adecuados, no advertían a las personas sobre los riesgos que tienen las operaciones en el mercado Forex, lo que puede derivar en la pérdida total de la inversión”.

El 17 de noviembre de 2021, la Superfinanciera le prohibió promocionar la plataforma a Cindy Johanna Cely. Y ya entre mayo y junio de 2022, la entidad impuso multas por 30 millones de pesos a José Rolando Rodríguez y Hugo Fernando Hernández, y a Angie Vanessa Pineda por 40 millones de pesos, todos habían incumplido los llamados de atención.

Mientras esto pasaba, la plataforma empezó a cambiar las condiciones del negocio. Heriberto cuenta que de un momento a otro ya no eran 12 meses los necesarios para triplicar la inversión, sino 14 y luego 16. Incluso les dijeron que ya no era posible triplicar la inversión sino solo duplicarla, sin embargo, seguía siendo un excelente negocio. El tiempo pasaba y más personas aparentemente se enriquecían, producto de las ganancias y las comisiones por referido que entregaba la compañía.

En ese tiempo Heriberto fue notando tan extraña la situación que sacó toda la plata que pudo, y le recomendó a todo su equipo de referidos que hiciera lo mismo. Ni la peluquera ni el policía retirado quisieron hacerlo, porque les faltaba muy poco para recoger su ganancia completa. Juana, y miles de inversionistas más, siguieron confiando en las promesas. Pero en octubre todo cambio, un aparente hackeo sacó de línea a OmegaPro y desde entonces no se ha vuelto a saber nada de la plata de los inversionistas.

Estafa y crisis

Los primeros mensajes eran tranquilizadores, ya las personas habían escuchado de ciberataques en todo el mundo, que se hacían contra hospitales y establecimientos de todo tipo. Obviamente, una compañía con tanto dinero era un botín interesante para los delincuentes, pero el tiempo fue pasando y el miedo se apoderó de los inversores. Desde entonces han pasado más de cuatro meses en los que los inversionistas han tenido que enviar documentación sobre sus cuentas bancarias y el origen de los recursos que entregaron a OmegaPro.

Edilberto Barrero, uno de los inversionistas ubicado en Cundinamarca, tuvo que pagarle de su cuenta a un par de amigos que habían metido plata por invitación suya: “Aparte de mi dinero, que fueron 1.250 dólares, tuve que devolverle 500 dólares a cada uno, porque yo los metí en esto y, por lo que veo, nadie va a responder, prefiero eso que perder a mis amigos”. Incluso piensa demandar a la persona que lo trajo al negocio, como muchos otros que se consideran víctimas: “Ella me salió con el cuento de que toda inversión es un riesgo, pero, ¿quién va a poner plata para que se pierda?”.

El problema es que casi siempre esta persona es un amigo, un vecino o un familiar que actuó de buena fe, pensando que lo que estaba proporcionando era una oportunidad de negocio que ya le estaba dando resultado.

Los familiares de Manuel, también de Amagá, que durante un año le insistieron hasta de forma grosera para que se metiera a invertir, están desesperados y con las deudas al cuello, en total deben 82 millones de pesos y “los pobres todavía no han caído en cuenta de que los tumbaron. Resultó que el inteligente era yo”, dice Manuell entre risa y lástima.

De acuerdo con OmegaPro, la plata no se ha perdido, una vez liberadas las cuentas —que habrían sido supuestamente duplicadas por los hackers—, el dinero sería entregado a un broker (que es un intermediario de compra y venta), donde podrán ser administradas por sus dueños, al menos eso se les informaron en diciembre. Pero persisten dudas acerca de si en realidad el dinero existe y si será entregado nuevamente a los inversionistas, pues esta no sería la primera pirámide en derrumbarse.

Este viernes, los interesados recibieron una comunicación oficial de la compañía en la que se indica que la plata del 97% de los clientes ya fue entregada a Broker Group Limited: “Seguimos trabajando con nuestros socios para superar los importantes problemas derivados del sofisticado ciberataque y confiamos en que estemos cerca de concluir con éxito esta labor”, se lee en el documento.

Muchos de los que estuvieron relacionados con OmegaPro han tratado de salir en limpio. El actor Andrés Sandoval aseguró en su cuenta de Instagram que no fue inversionista de la empresa y que lo que tuvo fue un contrato de canje publicitario.

Otras personas han bajado sus publicaciones de redes sociales y tienen un bajo perfil, mientras la situación se aclara, algunos están promoviendo otras plataformas del mismo tipo como GoPro y GoArbit. Otros están siendo víctimas de matoneo y amenazas. En Amagá, por ejemplo, están circulando en Whatsapp mensajes intimidantes, donde con nombres propios, apodos y fotografías amenazan a las primeras personas que llevaron a OmegaPro al municipio: “Se declara objetivo militar a estos ladrones que sabían lo que estaban haciendo y siempre lo hicieron, ojalá empiecen a responderle a la gente como cuando los metían en su pirámide, que decían ‘yo respondo’... No los queremos ver en nuestro pueblo hasta que no respondan por todas las platas, después no digan que no les avisamos”. El panfleto digital está firmado así: “Del pueblo y para el pueblo”.

Varios líderes de la organización, denominados diamantes prefirieron abstenerse de comentar sobre las amenazas y la quiebra de los inversionistas por miedo, vergüenza o culpa. Las autoridades colombianas no pueden hacer nada frente a la posible estafa ya que, como explicó la Superfinanciera, OmegaPro es una empresa extranjera, de la que se desconoce el domicilio.

Por el lado de la Fiscalía las noticias son menos alentadoras, pues no se investigan conductas de empresas sino de personas, pero los responsables de OmegaPro están por fuera de la jurisdicción penal colombiana. Bien podrían responder quienes metieron a otros en el negocio y los influenciadores en redes sociales y famosos que lo promovieron, pero tendría que comprobarse la mala fe, en ello se ha empeñado la asociación Asoblockchain.

Mientras tanto, Juana —esa mujer cansada de recorrer las lomas de Jericó trabajando a pleno sol— está desesperada porque no sabe cómo va a salir de deudas para salvar su finca, y su historia se repite en cada esquina. “Lo más probable es que me quede en la calle. Vieja y en la calle, ¿usted se imagina?”

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