Nueve centrales de abasto, de las 13 del país, aceptaron congelar los precios en la temporada de fin de año (entre el 15 de diciembre y el 15 de enero de 2018); pero esa medida no llegará a Antioquia.
Así lo confirmó el gerente de la Central Mayorista de Antioquia, Juan Orlando Toro Escobar, quien se mostró en desacuerdo con la decisión propuesta por el ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Juan Guillermo Zuluaga, que en cambio sí cobijará a regiones como el Atlántico, Santander, Valle del Cauca, Risaralda, Huila, Bogotá D.C., Norte de Santander y Sucre.
Seiscientos productos tendrán precios fijos, entre los que se incluirán granos, procesados y carnes de pollo, res y pescado.
Con esta medida “se propicia una mayor oferta y el ingreso de más alimentos a las centrales de abastos”, aseguró Zuluaga. Además es un acuerdo voluntario que unirá a los comerciantes que puedan hacerlo y con productos con los que se pueda garantizar un precio estable.
Para Toro Escobar esta concertación de precios, en cambio, no se compadece con los productores que comercializan sus alimentos a través de la Central, pues hay costos que varían según el flete, clima, estado de las cosechas y distancia del origen del producto, situaciones que no se congelarán.
“Esto es una cadena. Además, 80 % de nuestros distribuidores mayoristas son productores, por lo que acortan el proceso de intermediación, y tienen precios más económicos”, reclamó el directivo (ver Paréntesis ).
Así mismo, explicó que esta medida puede ser “contraproducente”, pues ese congelamiento de precios puede implicar que queden en un nivel más alto que la variación diaria y ahí pierde también el consumidor final.
Esta Central atiende al 80 % de los tenderos del Valle de Aburrá y realiza transacciones de entre 7.000 y 9.000 toneladas diarias.
En época navideña, los productos “no aumentan significativamente su precio”, de acuerdo con Toro Escobar, quien estima que la variación se da entre 10 % y 12 %, de hecho la diferencia mayor se da en las grandes superficies y en los demás locales comerciales a los que la Central provee.
Esto significa que si, por ejemplo, un huevo vale 285 pesos, con un aumento de 12 % pasaría a costar 319 pesos, en términos más prácticos lo pondría en 350 pesos, debido a que en Colombia la moneda de 50 pesos es la de menor denominación.
Así, un kilo de maíz amarillo retrillado, que estaba ayer a 1.600 pesos, pasará a 1.792 pesos por lo que lo pondrá seguramente en 1.800 pesos.
El año pasado, según los datos proporcionados por la Central, la arracacha blanca creció de octubre a diciembre 268 % de 1.235 pesos a 4.550 pesos; el tomate chonto aumentó 144 % de 1.260 pesos a 3.080 pesos; la papa nevada, 137 % de 1.040 a 2.470, entre otros productos.
Este fin de año, la Central espera seducir con la experiencia de compra, más que con el precio, pues según aseguró Toro Escobar cada vez es mejor. De hecho “en los últimos tres años no ha habido registro de robos, extorsiones o indicativos de inseguridad”.
Además, están disponibles 1.576 unidades inmobiliarias para la comercialización de productos este fin de año que están en manos de 500 compradores y son operadas por 700 empresas.
Toro Escobar reseñó que los restaurantes de la Central, Más Finca y Amazonas, han sido destacados por su sabor y servicio; la primera especializada en carnes y la segunda, en pescados.
Para Corabastos, la responsabilidad de esta época se da en “la seguridad alimentaria, brindar al consumidor la tranquilidad de que no va a haber especulación de precios en las fiestas decembrinas ni fin de año para garantizar la canasta familiar de los colombianos”.
La variación de los últimos doce meses en los precios de los alimentos ha estado en 2,52 % de acuerdo con la cifra que reveló el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) para noviembre.
En Medellín se han encarecido más los alimentos que el promedio nacional pues la misma entidad demostró que en la capital de Antioquia los precios crecieron 3,15 %, ciudades como Cali (4,34 %), San Andrés (3,68 %), Pereira (3,44 %), Manizales (3,14 %) y Pasto (3,10 %) acompañan a la capital paisa en el ránquin de los territorios en los que más se han encarecido los productos alimenticios.