Al cierre de esta edición se esperaba una respuesta concreta del Ministerio de Minas y Energía frente a la alerta que lanzó Andeg, gremio de las generadoras termoeléctricas: o se cambia la fórmula que determina el “precio de escasez” o al menos 12 de las 19 plantas movidas por gas y diésel deberán declararse “indisponibles” a partir del primero de mayo.
El llamado precio de escasez es una especie de seguro para la demanda. Su fórmula está atada a los precios del crudo, hoy muy bajos. Esto hace que, así les valga mucho más generar con gas, por altos precios debido a la escasez de ese combustible en el país, a las térmicas les paguen máximo 302 pesos por kilovatio-hora (kWh).
Y si ese mismo KWh es generado con combustibles líquidos, el precio de escasez es de 470 pesos, pero les puede costar producirlo entre 500 y 700 pesos, según la ubicación y eficiencia de la central.
Esa realidad de perder por punta y punta no es nueva para el parque térmico y ya tiene nerviosos a los banco. La alerta de Andeg obedece a una petición que viene desde agosto del año pasado para que la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg) modifique el precio de escasez.
Incluso el mismo Ministerio de Minas y Energía, a finales de octubre pasado, estimó en 2,2 billones de pesos las pérdidas que deben asumir las térmicas entre noviembre de 2015 y abril de este año.
Si esa advertencia de Andeg, registrada ayer por el diario Portafolio, llega a materializarse, haría de inmediato activar racionamientos programados mayores a los que el Gobierno ha desestimado y planteados semanas atrás por la firma XM, operador del mercado eléctrico, y el Consejo Nacional de Operación (CNO). Por ahora el presidente Juan Manuel Santos insiste en el ahorro (ver Para saber más).
Sin térmicas, hay apagón
Se debe recordar que hoy un promedio de 49 % de la energía diaria que demanda el país la entrega el parque térmico. Las centrales hidroeléctricas deben aportar el resto con unos embalses que por cuenta del fenómeno de El Niño tienen reservas útiles cuyo promedio nacional están en 26 %, a poco del 20 %, nivel mínimo técnico para generar.
La urgencia de las térmicas no es un capricho, pues no solo se trata de generar a pérdida, sino que deben salir a comprar a la Bolsa de Energía, el precio actual ya ronda los 890 pesos por kWh, para cumplir sus obligaciones con distribuidores y clientes del mercado no regulado (industrias).
En ese escenario, y pese a las pérdidas de la generación termoeléctrica, resulta poco probable que plantas de grandes jugadores como EPM (Termosierra), Isagén (Termocentro) y Celsia (44 % son fuentes térmicas) apaguen sus plantas, pero sí puede pasar con otros operadores más pequeños.
“Seguimos generando la energía que nos toca, pero si no se ajusta el precio de escasez, que es algo que se espera se tome pronto, la situación de las térmicas es insostenible”, comentó ayer a este diario el presidente de Celsia, Ricardo Sierra Fernández (ver nota anexa).
Ahora, el desacople entre costos e ingresos de las termoeléctricas en estos tiempos en que está activado el precio de escasez, podría resolverse con una resolución de la Creg. Sin embargo el director de ese ente regulador, Jorge Pinto Nolla, dijo el jueves pasado que el precio de escasez “funciona bien” y que se fijaron para evitar que consumidores paguen más.
Pero el actual escenario envía otras señales para la Creg. Si la filosofía del precio de escasez es que se determine por el costo variable de la planta más ineficiente del sistema, hoy, exceptuando las que operan a carbón, todas tienen costos operativos superiores al precio de escasez.