Seguramente ya se siente angustia por el encierro. Por la restricción de moverse. Se sentirá tristeza por la ausencia de una cotidianidad que antes se juzgaba aburrida monotonía. Ese vicio de criticar.
Comienza a sentirse el ansia de regresar a la actividad “normal”, la que hoy se llama vida de antes. Esa actividad laboral, que entretiene durante el día, pero que también “santifica” cuando se asume a profundidad.
Aparece el agotamiento de lo circundante. Otro tipo de monotonía: no tener más temas para...