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Más allá del narcisismo de Trump y Musk

hace 10 horas
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  • Más allá del narcisismo de Trump y Musk
  • Más allá del narcisismo de Trump y Musk

Por Aldo Civico - @acivico

La reciente ruptura entre Donald Trump y Elon Musk no es solo una riña entre egos sobredimensionados. Es la fractura visible de un modelo de liderazgo basado en la proyección, la dominación y la búsqueda incesante de validación externa. En cuestión de horas, Tesla perdió 100.000 millones de dólares en bolsa. Más allá del golpe económico, lo que se quebró fue la confianza. No solo entre ellos, sino también en quienes dependen de decisiones estables y con propósito.

Esta forma de liderar —espectacular, impulsiva, autocentrada— tiene consecuencias profundas. Un estudio de Harvard de 2023 reveló que el 78% de los equipos dirigidos por líderes narcisistas reportan altos niveles de agotamiento emocional, pérdida de motivación y desconexión del propósito. Cuando el liderazgo se reduce a una guerra de egos, no solo se paralizan proyectos: se fracturan vínculos humanos.

Y sin embargo, mientras ese modelo colapsa bajo su propio peso, en otras partes del mundo está emergiendo otro tipo de influencia. Menos estridente, más íntima. Donde el liderazgo no se impone, sino que se revela. Corea del Sur, más conocida en occidente por el fenómeno global del K-pop, está ofreciendo al mundo algo más que ídolos carismáticos: una visión diferente del poder y del ser.

Basta mirar el éxito internacional del K-drama It’s Okay to Not Be Okay. La serie no gira en torno a empresas ni campañas políticas, sino a las heridas psicológicas no resueltas, a la ternura incómoda y a la posibilidad de transformación desde lo vulnerable. Ko Mun-yeong, una escritora con trastorno antisocial, y Moon Gang-tae, un enfermero que cuida a su hermano autista, no encajan en los moldes de héroes clásicos. Su liderazgo no viene de logros, sino de una lenta, a veces dolorosa, reconciliación con su historia. En lugar de escalar una cima, aprenden a habitar su verdad emocional.

Este relato encarna un principio esencial del Seon —la tradición zen coreana—: la idea de que no hay que hacer más, sino ser más. Que no se trata de moldear el mundo externo, sino de habitar el mundo interno con honestidad radical. En el Seon, la autenticidad no es una estrategia; es el fruto de la contemplación y el silencio. Como dice el Sutra de la Plena Iluminación, “la mente que busca afuera es la raíz de toda ilusión; la mente que se recoge en sí es el comienzo del despertar”.

En tiempos donde todo nos empuja a actuar, producir y mostrar, esta otra narrativa nos invita a detenernos, a escuchar, a recordar quiénes somos cuando dejamos de actuar. Como plantea el psicólogo Stephen Gilligan, todo ser humano tiene un doble propósito: una herida que necesita ser sanada y un don que está llamado a compartir. Liderar no es esconder la primera ni inflar el segundo. Es integrarlos.

Quizá por eso, frente al ruido de los liderazgos narcisistas, cada vez más personas se sienten atraídas por estos relatos suaves y honestos. Porque en el fondo, todos anhelamos lo mismo: que alguien nos mire sin máscaras. Que alguien —quizá nosotros mismos— nos lidere con presencia.

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