Escuchar estas palabras de Jesús, en su Evangelio hoy, se convierte en motivo de esperanza y consuelo para estos tiempos en la vida del mundo y la Iglesia.
Hace poco terminamos un siglo que soñábamos haber vivido con más paz y posibilidades de mejorar nuestras condiciones de vida para todos, por sus logros a nivel social, científico y cultural. La verdad, no fue así. Por muchas circunstancias, y de forma inexplicable, fue todo lo contrario: concluimos dolorosa y penosamente un siglo, con un crecimiento exagerado de múltiples brotes de guerra, violencia y terrorismo. Un mundo en sombras y duelos de muerte, en muchos ámbitos, que suponíamos superados por nuestros alcances. De otro lado, comenzamos un nuevo milenio, con “muchas ilusiones”, sí; pero...