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Rocío Arango Giraldo
Columnista

Rocío Arango Giraldo

Publicado

Antes y ahora en la pantalla grande

Rocío Arango Giraldo

arangogiraldo@gmail.com

@RocArangoG

Aunque estamos en tiempos de grandes efectos especiales en cine, como todos los años varias generaciones de una misma familia, nos deleitamos viendo en la televisión las películas clásicas de temas religiosos a propósito de la Semana Santa. Pero, ¿Cómo hacen estas películas para cautivar cada año a millones de espectadores alrededor del mundo?

Sin lugar a dudas, estos largometrajes nos recuerdan la importancia de los pequeños detalles, como dice la canción “Son aquellas pequeñas cosas”. Por ejemplo, en el caso de la película “Jesús de Nazaret”, en la que “el actor Robert Powell hace un trabajo especial para mantener los ojos abiertos y no parpadear”, pues según los productores esto fortalecería la imagen de Mesías.

Datos actuales muestran que, el suscriptor promedio de la plataforma de entretenimiento online, Netflix, está aproximadamente 87 minutos diarios en algún contenido de la plataforma online. Las grandes series religiosas siguen teniendo la capacidad de atrapar la atención del espectador por grandes periodos. La película Cleopatra, que originalmente duraba 6 horas, luego fue recortada a 3 horas. Lo que deja claro que nuestra atención como seres humanos está muy del lado de las grandes historias, más allá de los grandes efectos o nuevos formatos.

Para las grandes industrias actuales, en las que en la marca está por encima de cualquier cosa, la película “Ben-Hur”, tiene mucho que enseñarles. Puesto que es la única película de la Metro Goldwyn Mayer (MGM), donde no aparece un león que ruge, para dar comienzo a la película. Ya que la primera escena no concuerda con el rugido del león. El sacrificio valió la pena, los ingresos obtenidos en taquillas, salvaron a la productora de la bancarrota.

Aprovechando la época para reflexionar sobre el futuro de la industria del cine en tiempos del auge de plataformas como Netflix o Amazon, es que lo que está cambiando es la forma en la que se distribuyen los contenidos como las películas, así que el cine como muchas grandes industrias tiene que reinventarse: según el diario español, El País, “la taquilla mundial estableció en 2017 una nueva marca histórica: 33.105 millones, la asistencia del público a las salas de cine, está cayendo en picado en EE. UU. hasta niveles de 1993”.

¿Qué hacer?

Cambiar las formas de distribución, por canales mucho más accesibles y asequibles a cualquier público, y avanzar en la personalización de los consumos de contenido, a través de tecnologías como la Inteligencia Artificial (que es lo que a uno le sugiere contenidos según sus intereses).

El cine sobrevivió a la llegada del audio, del color y de la televisión. Sin duda a Netflix y a todas las plataformas de contenidos también lo hará. Es cuestión de reinventarse.

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