Por Rafael Aubad López - redaccion@elcolombiano.com.co
La Universidad Digital de Antioquia —la IU Digital— nació como una iniciativa más política que educativa. De la mano de una visión simplemente instrumental del educar. De gobernantes que consideran que con plataformas tecnológicas, conexiones y computadores se resuelven las grandes brechas sociales de nuestra educación superior. Y que bajo tal perspectiva prometen en pocos años miles y miles de estudiantes. Les apasionan los educandos como números, y mientras más grandes, mejor; pero bien ajenos al educar como proyecto cultural.
En ese marco no fue, entonces, extraño que en sus primeros años de gestión apenas ciento noventa y ocho estudiantes se matricularon y los índices de deserción intersemestral fueron superiores al cincuenta y seis por ciento. Era un proyecto con una carga bien negativa en términos de confianza académica y social. Con tales antecedentes e indicadores, oír en el Ministerio de Educación y a algunos expertos que algo de fondo y positivo estaba pasando en la IU Digital me creó gran curiosidad. Después de un juicioso acercamiento a su dinámica, escribo con convicción esta columna.
La IU Digital de Antioquia es hoy un proyecto responsablemente cercano a la vida de sus matriculados; particularmente, a los del mundo rural. A la Colombia más olvidada. Al mismo tiempo es contemporáneo al apropiar, para el contexto social de dicho mundo, las oportunidades que brinda la tecnología. Pero su gran capacidad trasformadora se la da la acertada conceptualización de la digitalidad: próxima. No a distancia, sino como acompañamiento permanente, con conocimiento y cercanía por el territorio y los estudiantes. Un modelo educativo con el horizonte en la nube y los pies en la tierra. Con nodos subregionales en la geografía de nuestro departamento que son ambientes de aprendizaje social y tecnológico. Emergente, pero poderoso.
Desde esa búsqueda por comprender los contextos de sus matriculados, se destacan los esfuerzos por adaptar la gestión de la organización a tal enfoque. La más trascendente: la significación disruptiva del concepto de calidad de la educación como capacidad de crecimiento de los estudiantes y de su inserción en ecosistemas laborales y sociales. La formación para el criterio, el descubrimiento, la invención y el humanismo, más allá de las aulas. Con un pilar fundamental en la ruta para tal formación: el programa Ser IU Digital, la inserción interdisciplinar que todos los estudiantes comparten en competencias socioemocionales, y que se busca afianzar en todo el proceso formativo. Estamos ante una gran herramienta de progreso social.
Teniendo presente que el rumbo acertado de la IU Digital lo logró, prácticamente, el nuevo equipo directivo en los dos últimos años y medio, sus indicadores no pueden ser más que alentadores. Más de cinco mil estudiantes, catorce programas académicos, un porcentaje de ausencia intersemestral que pasó del cincuenta y seis al doce por ciento, alianzas nacionales e internacionales y reconocimientos del Ministerio de Educación Nacional.
En momentos tan exigentes socialmente, donde la responsabilidad de los liderazgos corporativos para mejorar la equidad son tan necesarios, saludamos con entusiasmo el ser y el hacer de la IU Digital de Antioquia. E invitamos a un apoyo ciudadano e interinstitucional para que crezca como una confiable institución de educación superior por sus capacidades de inclusión educativa con calidad y de trasformación territorial
