La imagen del pastor es constante en la Biblia. El Génesis describe los orígenes de Israel a partir de Abraham, Isaac y Jacob (siglo XVIII a C), pastores de ovejas. Seis siglos después Moisés, como nos lo presenta el Éxodo, aprende el oficio de pastor y es escogido por Dios como instrumento para liberar al pueblo esclavo en Egipto y conducirlo hacia la tierra prometida. Dos siglos adelante es designado rey de Israel el pastor David, a quien se atribuyen los salmos que representan a Dios como pastor que conduce, alimenta y protege a su pueblo. Finalmente, los profetas Jeremías y Ezequiel -siglos VII y VI a C- critican a los malos pastores que incumplen su misión, y anuncian como nuevo y buen pastor a un Mesías descendiente de David.
A estas profecías...