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En diciembre del año pasado en la carrera del Cross de Navarra de Burlada en España, el atleta keniano Abel Mutai, medalla de oro en los Mundiales de Londres 2012, estaba a punto de ganar la carrera y creyéndose vencedor por confundir la meta, disminuyó el paso y relajado empezó a saludar al público. El español Iván Fernández Anaya que venía de segundo al ver que el keniano se equivocaba en la llegada, se quedó detrás y por señas, por no saber su idioma, casi empujándolo, lo condujo hacia la meta, pudiendo haberse aprovechado del error del campeón, pasarse y ganar la carrera.
Este joven deportista español, Iván Fernández, de 24 años, al terminar la carrera les dijo a los periodistas:
- Aunque me hubieran dicho que ganando esta prueba tenía mi cupo en la selección española para correr en el campeonato europeo, no me hubiera aprovechado. Me siento mejor con lo que he hecho que si hubiera ganado.
Qué maravilloso ejemplo nos da este joven deportista en un mundo en el que se hacen tantas trampas para ganar, tanto en los deportes mismos, con “doping”, como en la política, en los conflictos en los cuales se comprometen “treguas” para asesinar a mansalva al contrincante.
Pero reconforta que tenemos muchos valores en Colombia. Cuando ya estábamos decepcionados por las declaraciones de algunos pastores de la Iglesia Católica, tan sumisos con un gobierno cada vez más laico y manejado por la izquierda, que nos quieren someter a través de los jueces y magistrados a matrimonios homosexuales con derecho a adopciones, con aprobación de aborto y eutanasia, a una paz negociada por un mandatario que solo quiere un galardón mundial para él, sometiendo a todo un país a aceptar la infamia de una impunidad para quienes no respetaron las vidas de tantos compatriotas, mujeres, niños y ancianos, envenenando con estupefacientes al mundo entero por enriquecerse.
Pero a todas estas decía, sale la voz del Pastor. En “El Informador Arquidiocesano”, vimos el artículo de monseñor Ricardo Tobón Restrepo, arzobispo de Medellín y quedamos reconfortados. “Con la Paz no se Juega”, dice el jerarca de la Iglesia, para advertirles a quienes están en negociaciones en La Habana que la paz es de todos, la paz no es un juguete.
“No se pueden realizar diálogos de paz si no se da una comprobada buena voluntad en las partes enfrentadas. Sin recta intención, dialogar es ir de engaño en engaño”.
“No se puede ignorar, dividir, o desilusionar al pueblo, porque se necesita todo el pueblo para tener paz. La paz no viene ni por la astucia ni por la fuerza”.
“La repetición de errores genera desconfianza, dificulta el perdón y entorpece la solidaria colaboración que siempre entraña la paz”.
El arzobispo nos invita a continuar en el proceso de dialogar con cambios en el rumbo. La Iglesia es “Mater et Magistra”.
ÑAPA: Me solidarizo con los maestros y pienso cuánto les debo a quienes me enseñaron. Necesitamos maestros bien pagados, con instalaciones y materiales didácticos modernos y adecuados. Creo que tenemos buena ministra del ramo, pero su arrogancia no es buena consejera. ¡Dialogue doctora Parodi! Y que ayude Lucho Garzón. Él sabe bien lo que es solidaridad sindical.
