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Jorge Giraldo Ramírez
Columnista

Jorge Giraldo Ramírez

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Contrato social

Por Jorge Giraldo Ramírez
calia@une.net.co

Los llamados a una reforma de los esquemas de protección social se incrementaron en el mundo en 2020 y dejaron de ser un asunto de los académicos y los pocos tecnócratas sensibles que hay. El más reciente de ellos lo hizo “The Economist” partiendo de la base de que el gasto social se canaliza “a una red de seguridad obsoleta” y que “debería reconstruirse” alrededor de los cambios en las condiciones laborales, los desplazados tecnológicos, los trabajadores del cuidado, todo lo cual exige hacer eficientes las instituciones públicas para balancear “la generosidad y el dinamismo” (“Welfare in the 21st century”, The Economist, 06.03.21).

Recientemente Fedesarrollo, el centro pensamiento promovido por empresarios en 1970, presentó al país el resumen de su propuesta denominada “Hacia un nuevo contrato social” (03.03.21). La sintetizo en los párrafos siguientes.

Unificar en el Sisbén 4.0 la focalización de los subsidios, lo que conlleva la eliminación del odioso y antitécnico estrato socioeconómico. Llevar el programa Colombia Mayor a todos los adultos mayores de 65 años no pensionados con un monto mensual que hoy sería de $412.000. Crear una renta mínima para los hogares por debajo de la línea de pobreza, condicionada a escolaridad y chequeos de salud, que estiman hoy en un promedio de $138.000 mensuales por hogar.

En materia pensional se propone introducir un “pilar contributivo y flexible”. En salud y compensación familiar se introducirían aportes progresivos partiendo de 0% y buscando mayor equidad entre asalariados e independientes. Crear un seguro de desempleo no contributivo ($412.000 de hoy) hasta por seis meses a trabajadores que devenguen menos de 1,5 salarios mínimos, y un auxilio de solidaridad del 4 % de un salario mínimo para quienes devengan menos de dos salarios mínimos.

La propuesta, como es entendible, incluye también asuntos fiscales como la eliminación de las exenciones sectoriales, zonas francas, los impuestos de comercio y avisos, reducir la renta corporativa, generalizar el IVA y aumentar las compensaciones por este gravamen.

En mi opinión la propuesta de Fedesarrollo es modesta (mucho) y viable (sus números deben ser irreprochables). Preferiría una más simple y ambiciosa pero, como “esta es Colombia, Pablo”, para nuestro reformismo de baja intensidad, las ideas gruesas de la misma apuntan en la dirección adecuada: simplificación de los mecanismos, flexibilidad, más equidad.

El gran lunar, como siempre, es la falta de atención a la clase media. Los hogares con ingresos entre dos y cuatro salarios mínimos quedan igualados (excepto para la compensación familiar) con los hogares de mayores ingresos. Fedesarrollo utiliza el concepto de “contrato social”. El premio nobel Thomas Schelling dice que para que se pueda hablar de contrato social hay que compensar a todos aquellos cuyos costos serían mayores que la ventaja resultante (Micromotives and Macrobehaviour, 2006). La clase media vulnerable quedaría en la condición de pagar más que el beneficio obtenido

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